Por, Coraima Alvia Flores
Bajo la luz de la luna, el barrio Costa Azul se ve inmerso en un desbordamiento de agua que ha desconcertado a los residentes de la calle C.35. Esta problemática ha captado la atención de la comunidad, ya que afecta de manera significativa a quienes residen en la zona.
El flujo descontrolado de agua, que brota de las tuberías locales, convierte las serenas calles en un escenario de inquietud totalmente inesperado. Para Rosa Sánchez, residente del sector, la situación adquiere una dimensión personal, ya que su hogar de tono verde reposa justo en la calle afectada. “La incertidumbre me abruma, especialmente cuando el estruendo del agua interrumpe la pacífica travesía de quienes transitan por aquí”, afirmó Sánchez mientras señalaba con preocupación el sitio exacto de la incidencia.
Esta situación que fluye como un río, pone de manifiesto la creciente inquietud de los residentes respecto al estado de las tuberías y esta preocupación se intensifica debido a que se trata de la calle principal, transitada por autobuses y cualquier vehículo. Además, de que adquiere una relevancia significativa, dado que esta vía tiende a inundarse durante las lluvias, sembrando una ansiedad anticipada en la comunidad ante la llegada del fenómeno del Niño.
Sandra Macías, asegura que esta situación, más que un inconveniente pasajero, se ha convertido en una carga emocional para todos. “Cada gota que desborda las tuberías parece llevar consigo la incertidumbre y el temor de lo desconocido. Por ello, es crucial hallar no solo respuestas, sino también una solución concreta para devolver la calma a nuestra calle”, puntualizó Macías, reflejando la angustia compartida por muchos residentes.
En este escenario donde el desbordamiento de agua se erige como un desafío, la comunidad deposita sus esperanzas en una pronta solución por parte de su presidente barrial. Mientras tanto, las aguas turbulentas de la incertidumbre persisten, escribiendo un capítulo incierto en la vida cotidiana de la calle C.35.