Por: Sheyla Mendoza y Ginger Véliz
En la página web de la Universidad Laica Eloy Alfaro Manabí se publicó el censo del año 2021 en el que se detalló existen 23.160 estudiantes, dentro de esta cantidad un 206% registra discapacidades según la Unidad de Inclusión Superior, la mayor población con necesidades especiales asociadas o no a las discapacidades obedece a la condición física, que alcanza el 110% en el sendero del conocimiento a través de las clases, expectantes a un horizonte de igualdad e inclusión.
Según la UNESCO se entiende por educación inclusiva «un proceso que permite abordar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los educandos a través de una mayor participación en el aprendizaje, las actividades culturales y comunitarias y reducir la exclusión dentro y fuera del sistema educativo» que todos sean aceptados, reconocidos en su singularidad y que puedan participar según sus capacidades.
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Todas las tardes de lunes a viernes, Anabel Murillo se traslada desde el cantón Santa Ana en bus con su hija Eliana Bailón, quien cursa el quinto semestre de la carrera de educación especial, “cada día es una aventura. Los choferes ayudan a subir a mi hija en brazos por su discapacidad física, u otras personas me brindan la mano. Ha sido un reto para Eli el estudio, la llevé a psicólogos para que comprenda que su impedimento es físico y no mental. Ahora es más valiente que nunca, la posibilidad de que ella asista a clases es gracias al bono de la fundación Joaquín Gallegos Lara, perteneciente al Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES). Mi hija recibía terapias físicas en un centro de rehabilitación en Santa Ana y de allí tuvo la oportunidad del bono”, narró Murillo sentada en el pasillo de la facultad de Ciencias de la educación en la espera de su hija de veinte años que cumple su jornada vespertina hasta las 18h00.
Entre las paredes que contienen la sed de superación en las diferentes facultades del alma máter, prevalece la Unidad de Inclusión Superior que mantiene las estadísticas porcentuales de las capacidades diferentes o discapacidades en los alumnos.
Según la información solicitada en el Vicerrectorado Académico a la coordinadora de la Unidad de Inclusión Nuri Palacios se puede observar que existen 202 estudiantes en la Universidad con discapacidad entre hombres y mujeres. En el que se detalla la frecuencia en las diferentes condiciones sobre las necesidades educativas especiales asociadas o no a la discapacidad, nombre con el cual se registran a los estudiantes dentro de esta unidad académica.
Cuadro estadístico de los porcentajes de las discapacidades en la Uleam. |
En el mismo contexto, los porcentajes de estas constan de discapacidad auditiva en un 15%, enfermedades catastróficas en 7%, de discapacidad física 110%, intelectual 30%, sobre el lenguaje 4%, psicosocial 6%, sin carné del Conadis un 10% y visual 24%
Director Víctor Zambrano. |
Además de este órgano que monitorea y respalda la seguridad de este porcentaje de la población, la dirección de Bienestar Admisión y Nivelación universitaria, liderada por Víctor Zambrano, Magister en Docencia e Investigación Educativa, sintetiza su labor en relación con el manejo de la inclusión en los jóvenes con discapacidad física. “En este momento todos los estudiantes son identificados para garantizar el bienestar en temas de discapacidad. Trabajamos en colaboración con la dirección general administrativa de la Universidad, así como el personal de seguridad contratado Compra vid que custodia las entradas facilitando el acceso y salida del campus en estudiantes con discapacidad física. Este año se han implementado medidas de adecuación y mejoras en las instalaciones universitarias. Hemos eliminado barreras arquitectónicas, generando rampas o cruces de calles accesibles a espacios amplios que permiten una movilidad interna de este número de estudiantes sin obstáculos”, explayó Zambrano, quien brinda apoyo desde este departamento a los estudiantes en sus diversas necesidades.
Magister Karen Corral.
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No obstante, la óptica de la especialista Karen Corral, especialista en Psico didáctica y educación, quien imparte clases en la carrera de Educación Especial, sugiere se debe unificar los departamentos de Inclusión Superior y Bienestar Estudiantil. “La inclusión en la Uleam intenta despegar, pero hay una división desde la Unidad de Inclusión con Bienestar Estudiantil, ambas direcciones deberían unificarse, pero no es así. Abordar en conjunto varios temas, entre ellos, la información de los estudiantes y la necesidad de dar a conocer su discapacidad, aunque muchas veces no quieran hacerlo por timidez, o por no querer sufrir de discriminación, etc. Pero aun así la universidad debe responsabilizarse sobre los casos que se requieren. Desde allí, dar luz a los docentes para ejecutar las debidas adaptaciones curriculares”.
Dra. Cecilia Luzardo.
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En este sentido la Doctora Cecilia Luzardo, Asesora Pedagógica en educación especial aclara los roles de las autoridades de estos dos departamentos, “Bienestar estudiantil y la Unidad de Inclusión tienen una conexión lógica. Debería darse una mayor comunicación, pero en este momento está funcionando con casos de alumnos que son derivados hacia está unidad para atenderlos con asesoramientos pedagógicos especializados a algún tipo de discapacidad o sin discapacidad para profesores y estudiantes. En bienestar estudiantil es más generalizado porque allá se atiende otro tipo de casos por ejemplo becas, ingresos a la universidad, entre otras actividades”.
Área de ingreso con rampas en la Plaza Centenaria. |
Entre los distintos departamentos de la Uleam se sostienen los cimientos de la muralla del aprendizaje sobrepasando las diferentes necesidades de los estudiantes con discapacidades que desde esta dimensión humana ameritan requerimientos, instalaciones, y condicionamientos eficaces en la búsqueda de espacios equitativos. Desde este prisma para Karen Corral, el ingreso de las personas con discapacidad física mantiene inconsistencias debido a la ausencia de opiniones especialistas en el área de Educación Especial que puedan aportar directrices técnicas a los ingenieros que llevan a cabo las infraestructuras del campus, “en la discapacidad física, por ejemplo, están las rampas de acceso en la primera entrada, estas deben ser menos inclinadas para poder utilizarse. O las rampas para el ingreso a la Plaza Centenaria; por el momento es un terreno de piedras y hay escaleras. Por allí no puede pasar una silla de ruedas, entonces, no hay una efectividad en estas instalaciones”.
Además, en el campus de la Universidad se han distribuido las vías de adoquín “podo táctil”, pero estás carecen de una correcta distribución en las rutas para guiar a una persona con discapacidad visual hacia una facultad, especificó Corral señalando las zonas con sus manos.
Por ello la exploración de un acompañamiento hacia la inclusión educativa puede mejorar en varios sectores.
Adoquines podo táctil en los exteriores de la facultad Ciencia de la Educación. |
Para la especialista, “innovar en implementos sobre sistemas JAWS, que es un software lector de pantalla para ciegos, impresoras braille, herramientas para personas con discapacidad visual. Contratar intérpretes de señas para la traducción en la discapacidad auditiva para los eventos de interés estudiantil. Y así, los jóvenes puedan sentir, experimentar y vivir esa igualdad de oportunidades en una educación inclusiva desde las necesidades”.
De este modo se particularizan los rasgos que integran de forma óptima la inclusión en las discapacidades, término descrito en la Ley Orgánica de Discapacidades.
Sin embargo, como una brisa que desliga la hoja en la rama de un árbol, Cecilia Luzardo traslada la terminología discapacidad a diversidad funcional. “Este término lo mantiene una corriente nueva, plantea a la discapacidad como una dimensión de la diversidad humana. Generando un impacto menos peyorativo en este sector de la comunidad estudiantil. Tengo varios años atendiendo esta área que es muy interesante y se enriquece cada día más. En la actualidad hay estrategias, técnicas que se establecen a través del tiempo, y otras que quedan obsoletas e invitan a las respectivas modificaciones”, sintetizó con cautela Luzardo, docente de la carrera de Psicología y Autoridad en Educación de Discapacidades, sentada en el despacho de reuniones del Vicerrectorado.
La directora de la carrera en Educación Especial Digna Mera Quiroz reveló el número de docentes que sostienen la enseñanza de esta índole, en la facultad de Ciencias de la Educación se cuenta con ocho docentes especializados que aportan significativamente a los estudiantes con diversidad funcional. Pese a la solicitud hacía la coordinación de carrera sobre las especificaciones de estas especialidades, no se obtuvo información.
Aun con esta minoría de académicos, cada mañana se aventura el conocimiento en el área de educación especial, para muchos docentes es un reto impartir una clase a un estudiante con un tipo de diversidad funcional, pero con vocación se puede dar luz a las tinieblas. “En mi caso yo di clases a estudiantes con discapacidades visuales dentro de lo que podía brindar. Porque no tengo especialización en braille. Este método consistía en utilizar la computadora del estudiante, ésta leía y él con la escucha podía interpretar. En este sistema de lectura elaboré una planificación desde el silabo, pero solo de contenido debido a que el programa solo leía letras.
Los talleres y tareas, sin cuadros estadísticos, gráficos. Este es un tipo de adaptación curricular para la diversidad funcional visual”, definió Diana Delgado, licenciada en Educación Básica, mientras decora la sala de profesores con adornos navideños.
Lcdo. Mayo Parro. |
![]() Lcda. Diana Delgado. |
En una avalancha de nieve se pueden convertir las tareas, los horarios de clases y exposiciones en los jóvenes con diversidades funcionales, aun así el vínculo del docente hacia el alumno ejerce un rol elemental en el desenvolvimiento académico que involucra la capacidad de los docentes al concebir un horizonte en la educación y asumir la batuta de otorgar una adaptación curricular, así lo considera Mayo Parro Israel, doctor en Ciencias Psicológicas, “el análisis es importante debe estar condicionado por cada diversidad funcional, tener en cuenta el ritmo de las tareas y los espacios con el sujeto que va a desarrollar su actividad para sustentar una materia en el semestre, así las adaptaciones curriculares constan según las dificultades que representan los estudiantes, las más probables son las discapacidades sensoriales o discapacidad intelectual. La mayoría que he trabajado tienen que ver con lo sensorial, falta de visión, ceguera, discapacidad auditiva, el habla, etc. Es posible hacer este tipo de adaptaciones y ayudar a lograr el objetivo de una educación inclusiva donde alcanzar los puntajes del semestre”.
Del mismo modo la doctora Cecilia Luzardo, recalcó su experiencia en las asesorías a maestros según su especialización, “la semana pasada estuvimos en una extensión de la Universidad en El Carmen apoyando a profesores para comprender de mejor forma la diversidad funcional, se evidenció que no ha sido bien comprendida, todavía hay rechazos hacia ella. La gente siente como una carga impuesta, no lo ven como un reto o una oportunidad de igualdad para el enriquecimiento de la persona. En el caso de los estudiantes que lo necesitan debe haber una evaluación de acuerdo con el contenido que se da y si en el contenido existe una adaptación calificar de acuerdo con lo enseñado, con reactivos que se ajusten a las estrategias de estudio, en esas formas de estrategias nosotros la Unidad de Inclusión ayudamos”.
Según Parro, es una temática que prolifera un análisis a profundidad y aún más las consecuencias de las adaptaciones, “la situación es compleja, no hay que perder de vista que estamos en la educación superior donde se están preparando profesionales que puedan ejercer, esto no significa que el estudiante con discapacidad no tenga derecho a transitar por la universidad, cursarla en sí misma hace mejor persona a cualquier ser humano, pero aquí hay dos cosas, es decir, cuál de los dos objetivos va a prevalecer, si lograr que estando en la universidad con estudiantes se pueda ayudar a crecer y ser mejor persona al individuo con su diversidad funcional o solamente tenemos que tener en cuenta si finalmente vamos a formar un profesional que esté en condiciones de asumir la responsabilidad que se deriva del ejercicio profesional”, enfatizó en la sala de profesores de la facultad de psicología.
Desde el alma máter se riega esta semilla de inclusión, que busca la primavera desde las guías de los especialistas correspondientes para connotar una visión panorámica en esta conmovedora temática que reta a la educación con el 206% en discapacidades o diversidades funcionales en alumnos que constan dentro de las estadísticas de la Unidad de Inclusión Superior para sostener una sociedad de igualdad.
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