Por Romina Arias
Angustía, desespero y enojo es lo que se siente tras el atraso de la construcción del mercado, que con ello ha generado varios problemas en la zona, en los ciudadanos y comerciantes.
En octubre de 2022, la alcaldía de el cantón La Concordia inició la construcción de un nuevo mercado de alimentos, un proyecto prometedor que buscaba revitalizar la economía local y ofrecer a los comerciantes un espacio digno para sus actividades. Sin embargo, a casi dos años de su inicio, la obra sigue inconclusa,
generando descontento entre los comerciantes y la comunidad.
El proyecto fue lanzado bajo la administración del ex alcalde David Álava, quien dejó el cargo en mayo de 2023. Desde ese momento, Sandra Ocampo asumió la alcaldía y continuó con la obra, que inicialmente tenía como meta su finalización en octubre de ese mismo año, sin embargo, el tiempo ha pasado y la obra no ha
logrado ser terminada por completo en el plazo dado.
La construcción del mercado de alimentos cuenta con su estructura de dos pisos que promete convertirse en un vibrante centro de comercio. En la planta baja, varios locales están en plena edificación, cada uno diseñado para satisfacer las necesidades específicas de los comerciantes: un área dedicada a carnes frescas, otra para mariscos que evocan el aroma del océano, y amplios espacios para una colorida variedad de verduras y frutas que atraerán a los compradores. La parte superior de esta imponente infraestructura será el próximo hogar de comerciantes
de ropa y pequeños restaurantes, creando un ambiente diverso y dinámico. Las obras avanzan con esfuerzo, y aunque el polvo y el ruido son constantes, la expectativa de un lugar donde la comunidad podrá reunirse y disfrutar de una oferta variada de productos y servicios está en el aire, generando un entusiasmo palpable
entre los futuros usuarios.
Quejas y expectativas de los comerciantes
Los comerciantes han comenzado a expresar su frustración ante la situación, muchos de ellos están esperando la finalización del mercado con la esperanza de mejorar sus condiciones laborales.
Durante nuestra investigación, recopilamos varios testimonios de los comerciantes
que expresan su malestar ante la situación:
»Tenemos ya, casi dos años ahorita en octubre, nos dijeron que solo por un año era el contrato, y mire el tiempo que llevamos (…) la alcaldesa dijo que iba a hacer una reunión y hasta la vez nos ha convocado», manifestó Manuel Rivera.
Por otro lado, Jorge Sinchiguano aseveró que »Si no hay acuerdos ese mercado
quedaría abandonado, no hay presupuesto, ¿de dónde pagamos?»
Varios de los comerciantes nos supieron exteriorizar su desacuerdo con la tarifa ofrecida por parte del GAD municipal y el tamaño de los locales. »A mí no me han ofrecido lugar allá, pero si me ofrecen yo diría que no porque se va a pagar $90
mensuales y yo trabajo solo con la venta de empanadas y no me va a alcanzar ese costo (…)’’, puntualizó Elizabeth Marín
Entrevista con el Asesor de la Obra
Para entender mejor la situación, entrevistamos a Ricardo Chávez, asesor de la obra, quien nos brindó su perspectiva sobre los retrasos y las quejas de los comerciantes. (video). Chávez explicó que han enfrentado varios desafíos durante la construcción, incluyendo problemas de financiamiento y dificultades que han surgido en el proceso de construcción que han tardado el progreso de la misma.
La prolongada espera no solo afecta a los comerciantes, sino también a la comunidad en general, que anhela un lugar donde abastecerse de productos frescos y locales. La falta de un espacio adecuado para el comercio ha llevado a muchos vendedores a improvisar en las calles, lo que genera un entorno caótico y poco seguro.
La construcción del mercado de alimentos en La Concordia representa un claro reflejo de las promesas que, con frecuencia, se emiten en el ámbito de la administración pública, contrastando con la realidad de los proyectos que, lamentablemente, no logran concretarse en los plazos establecidos. A medida que se acerca la fecha de finalización prevista, la incertidumbre se hace cada vez más palpable entre los comerciantes locales y la comunidad en general. Esta situación no solo genera inquietud, sino que también alimenta un sentimiento de desconfianza en las autoridades, quienes tienen la responsabilidad de cumplir con
los compromisos adquiridos.
La esperanza de un futuro más próspero para La Concordia depende en gran medida de la capacidad de las autoridades para no solo llevar a cabo la construcción del mercado, sino también para atender de manera efectiva las necesidades de los comerciantes y de la población en su conjunto. Estos últimos son quienes día a día, sostienen la economía local y hacen posible que la vida en
la comunidad continúe.
Con el tiempo avanzando y las expectativas de mejora elevándose, la mirada de los habitantes del cantón permanece fija en el progreso de la obra, y es que el mercado no es solo un edificio; simboliza la posibilidad de prosperidad y desarrollo
de un pueblo entero, un sueño que muchos anhelan que finalmente se materialice, una oportunidad para mejorar la economía. La comunidad espera que este proyecto no sea simplemente una promesa vacía, sino un paso firme hacia un futuro donde
se vean reflejadas las esperanzas y aspiraciones de todos sus miembros.
A medida que la construcción del mercado de La Concordia continúa su curso incierto, queda claro que la paciencia de la comunidad está llegando a un límite. Las promesas de un futuro más próspero, que una vez resonaron con fuerza, se ven ahora ensombrecidas por el desánimo y la frustración acumulada. La necesidad de un espacio adecuado para el comercio es cada vez más urgente, y los comerciantes, que han esperado con ansias la finalización de esta obra, sienten
que su sustento y el de sus familias están en juego.
El futuro del mercado no solo afectará a los comerciantes y sus negocios, sino que también tiene el potencial de revitalizar la economía local y fomentar un sentido de comunidad y pertenencia. Sin embargo, para que este sueño se haga realidad, es
imperativo que las autoridades actúen con transparencia y compromiso, escuchando las necesidades de aquellos a quienes deben servir.
En última instancia, la construcción del mercado de alimentos en La Concordia es un símbolo de esperanza y desafío, una metáfora de la lucha de una comunidad que se aferra a la posibilidad de un mañana mejor. La incertidumbre persiste, pero la resiliencia de sus habitantes brilla con fuerza, recordando que, aunque los caminos puedan ser largos y sinuosos, el deseo de progreso siempre encontrará una forma de florecer. La comunidad espera, con el corazón y la mente abiertos, que este proyecto se convierta en un hito que no solo concrete sus aspiraciones, sino que también sirva como un faro de oportunidades para las generaciones venideras.