Por, Coraima Alvia Flores y Marelyn Mendieta Zambrano
Entre los diversos parques recorridos en la parroquia Los Esteros, destaca la preocupante presencia de delincuentes y fumadores en las cercanías del barrio San Agustín, Centenario, Altamira y Las Jacuatas, en cambio, Santurnino López, Altagracia y Villamarina se presentan como verdaderos centros de recreación, destacando un ambiente más seguro y enfocado en actividades recreativas.
Un estudio realizado por Luis Macías, Fernando Represa y Ana Delgado en el año 2022, destacan el valor que tienen los parques urbanos en la ciudad costera y los beneficios que brindan de acuerdo a la percepción de los ciudadanos de diferentes parroquias.
A lo largo del tiempo, los parques de la parroquia Los Esteros han sido testigos de risas y encuentros, escribiendo capítulos de vitalidad en la historia comunitaria. Sin embargo, en la actualidad, estas páginas se entrelazan con mantos de inseguridad, obscureciendo la esencia de estos lugares y convirtiéndolos en espacios marcados por la incertidumbre.
Dentro de estos parques, emergen relatos que capturan las opiniones respecto a la inseguridad causada por la presencia de fumadores y actos vandálicos. Situación que ha impactado negativamente, transformando estos lugares que alguna vez fueron centros recreativos para los niños en entornos que ya no transmiten esa sensación de seguridad y recreación.
- Parque Santurnino López: donde los encuentros desafían las sombras
En el corazón mismo de Los Esteros, el parque Santurnino López, entre árboles verdes y pequeños retoños jugando junto a sus padres, se erige como el pulso vital de la comunidad, siendo un lugar de encuentro arraigado de risas, juegos y momentos compartidos entre jóvenes y adultos que buscan disfrutar del aire fresco y la sana diversión que ofrece este oasis verde, con una cancha de basketball, donde varios niños jugaban durante la tarde calurosa.
A lo largo del tiempo, este icónico espacio ha sido testigo de encuentros familiares bañados por la luz del sol costero, convirtiéndose en el escenario de risas contagiosas y memorias que perduran en el tejido social de Los Esteros. Sin embargo, su encanto innegable se ve empañado por la presencia inquietante de visitantes con intenciones cuestionables, arrojando sombras sobre un lugar que debería ser sinónimo de seguridad y esparcimiento.

Ricardo Conforme, residente de toda la vida en Los Esteros, señaló que, a pesar de sus muchas visitas al parque, ha sido testigo de episodios de vandalismo y comportamiento extraños por parte de algunos visitantes. “Es terrible ver cómo hay delitos aquí, estas acciones irresponsables afectan la integridad del lugar, por ello la necesidad de una mayor vigilancia y medidas de seguridad para preservar la pureza del parque”, aclaró Conforme.
Por su parte, Isabel Vélez, otra habitante del sector, elogió la belleza del parque Santurnino López y su papel fundamental en la comunidad. Vélez reconoció la presencia ocasional de comportamientos indeseables pero destacó la importancia de no dejar que estos incidentes opaquen el valor del lugar como un punto de encuentro significativo en Los Esteros.
Estas perspectivas divergentes subrayan la dualidad del parque Santurnino López, donde las sombras de la inseguridad desafían la luz de los encuentros comunitarios positivos.
- Parque San Agustín: refugio de resiliencia
Rodeado de frondosos árboles verdes, este rincón es un atractivo propio del sector, a pesar de los desafíos que enfrenta, por la nublada presencia de la delincuencia que intenta eclipsarlo.
Dentro del parque, se encontraban tres personas pasando el rato; una pareja sentada en una esquina, disfrutando del pasto verde y un ciudadano inmerso en su celular. Mientras en los exteriores, bajo el cálido sol se hallaba Arcenio Fernández, quien afirmó que, el parque no es guarida de delincuentes como tal, sin embargo si llegan personas extrañas.
“En ocasiones, he presenciado situaciones en las que algunas personas llegan a consumir. Sin embargo, también es importante destacar que los niños encuentran en él un espacio recreativo, especialmente los domingos cuando lo utilizan para jugar. A pesar de esto, es común que el parque experimente problemas de seguridad”, detalló Fernández.
Otro residente, Líder Martínez Márquez, quien se encontraba afuera de su casa, con un tono reflexivo, aseguró que, hasta el momento, la intensidad de los problemas, no ha alcanzado niveles preocupantes, aunque reconoció la existencia de situaciones menores, como asaltos en los alrededores, que, por fortuna, no han invadido la tranquilidad del apacible parque.
“En el barrio, el parque ha sido un remanso de alegría para jóvenes y niños, un espacio de risas y juegos. Sin embargo, los domingos, este escenario de dicha se transforma en un silencio cerrado, marcado por el estricto horario que, como las páginas de un libro, cierra sus letras a las 8 de la mañana para sumergirse en la calma hasta las 10 de la noche, bajo la vigilancia atenta del personal”, acotó Martínez, quién además aclaró que, a pesar de la tranquilidad del barrio, la percepción negativa generada por comentarios ha desmotivado a la gente de visitar la zona.

Aunque algunos residentes confían en el control continuo y utilizan el parque, Martínez criticó la falta de acciones por parte de la municipalidad. “Las promesas iniciales sobre el mantenimiento y la construcción del área de recreación en dos etapas solo han sido ecos vacíos, dejando a la comunidad en la penumbra de la decepción”, resaltó el ciudadano.
En este tablero de desafíos, la ciudad de Manta se enfrenta a una realidad que mantiene a la población en constante alerta, como si cada rincón del parque San Agustín fuese un callejón de incertidumbre.
“A pesar de los intentos, como la instalación de botones de pánico y reuniones con la Policía, responsables municipales, parece que la delincuencia está mejor equipada que nuestras fuerzas de seguridad. Abordar este tema en la actualidad es complejo, y aunque se dice que se plantearán estrategias, la efectividad de estas medidas aún está por verse”, cuestionó Martínez, dejando entrever una preocupación en su tono de voz.
- Parque Altagracia: un faro de diversidad en medio de las sombras
En el corazón de la parroquia, este oasis urbano es como un faro de vitalidad y actividad, rodeado por grandes árboles verdes que se alzan como guardianes silenciosos y el bullicio cotidiano de la comunidad. Sus juegos, como joyas coloridas, descansan en un estado impecable, dispuestos a acoger la alegría de los infantes y adultos por igual.
A diferencia de otros espacios, éste se presenta como un imán de diversidad, donde niños, niñas, adolescentes y adultos convergen en un entorno rebosante de vida. Desde que empieza el día, Altagracia despierta con la risa de los más pequeños, la charla animada de los adolescentes y la presencia constante de adultos que buscan escapar de la rutina.

María Suárez, moradora del sector quien se encontraba sentada junto a su esposo disfrutando de la brisa fresca y la risas de los niños, aseguró que ella frecuenta mucho el parque, hasta el momento no ha evidenciado algun acto de delincuencia.
“Los niños vienen y se divierten, especialmente porque el parque cuenta con una estructura cerrada. Aquí hay un vecino designado por el presidente barrial que se encarga de abrirlo y cerrarlo”, enfatizó Suárez mientras dirigía su mirada a la cámara del teléfono.
Destacó la necesidad de más vigilancia en Altagracia, sugiriendo la presencia de un guardián en los alrededores para prevenir posibles incidentes. “Contar con un patrullero que realice rondas constantes sería un respiro entre tanto caos, ya que hay personas capaces de arrebatar celulares o aprovecharse de las chicas para robarles”, afirmó Suárez.
En los exteriores del parque, la presencia de negocios, como puestos de comida rápida, añaden un matiz adicional al encanto, transformando el verde paisaje en un festín donde sabores y risas se entrelazan en una danza tentadora. Suárez, con un tono de voz sutil, detalló que hay mucho comercio alrededor del parque y, por ende, las personas aporvechan para compartir con sus familias hasta las diez de la noche.
Carmen García, propietaria de un puesto de hamburguesas ubicado en los exteriores del parque, confesó que este centro recreativo resulta muy comercial y que afortunadamente hasta ahora no ha experimentado problemas. Sin embargo, ha observado personas sospechosas en los alrededores, lo que le genera temor e incertidumbre.
Por las calles de este pulmón verde, circulan las líneas de autobús 9 y 4, ofreciendo una opción positiva para aquellos que desean explorarlo. Este continuo vaivén de movimiento teje una atmósfera llena de vitalidad y dinamismo, donde la luz inherente a Altagracia persiste, desafiando las sombras que buscan proyectarse con la creciente inseguridad.
- Parque Altamira: entre la recreación y los delincuentes
Esta área verde, rodeada de inmensos árboles despliega un lienzo abierto para residentes y visitantes, brindándoles la oportunidad de sumergirse en momentos placenteros en familia, como picnics y otras actividades. No obstante, entre las ramas frondosas, se entretejen desafíos actuales, relacionados con la inseguridad que aqueja el terriorio nacional.
Antonio Vinces, morador, elogió el parque como un lugar de recreación para niños y jóvenes, pero señaló la presencia ocasional de personas consumiendo sustancias.

“Hay parques que realmente valen la pena, donde se puede jugar y divertirse con seguridad”, afirmó Vinces mientras disfrutaba de un refrescante granizado bajo el sol ardiente. Además resaltó su preocupación por el descuido en la limpieza del parque Altamira, subrayando la importancia de mantener espacios recreativos seguros y agradables para que las familias puedan disfrutar con ttranquilidad.
Por su parte, Mariana Andrade, mientras compraba en una tienda del sector infirió que, por un lado este rincón puede estar en perfectas condiciones, sin embargo, no puede visitarlo en horario nocturno por miedo a la inseguridad que se vive en cada esquina.
Aseveró que, este espacio fue creado para el entretenimiento de los niños y niñas, en la actualidad se encuentran apoderados por aquellas personas de mala vida, lo que perjudica aún más su visita.
- Parque Centenario: entre la tranquilidad superficial y la inquietante realidad
Un rincón que yace en una encrucijada entre la serenidad aparente y la sombra de la delincuencia. Con un amplio espacio abrazado por árboles y juegos recreativos vibrantes, el lugar inicialmente cautiva con su atractivo visual. La mezcla de colores en los juegos destaca vívidamente contra el verde natural que lo rodea.
La zona, a primera vista, parece bastante tranquila, pero solo quienes habitan en sus alrededores pueden dar fiel testimonio de la problemática invisibilizada que se esconde tras la fachada de calma, como una historia oculta entre las hojas de los árboles.
Este parque, a pesar de su potencial innegable, se presenta como un espacio desolado, donde la presencia de visitantes es escasa. El temor a ser víctimas de robo ha sido el repelente garantizado para los residentes, por lo que actualmente el sitio pinta un panorama sombrío, desolado e incluso deprimente.

El Centenario, aunque podría ser un espacio encantado y vibrante, las garras de la delincuencia lo seleccionaron como sala de estar. Lida Zambrano, vecina del barrio Centenario, reveló que este parque representa un peligro para aquellos que no forman parte de la comunidad, ya que están bajo constante vigilancia.
No obstante, Zambrano señaló que existen más parques que se han convertido en refugios de la delincuencia, lugares temerosos y deteriorados por la conveniencia de estos individuos.
Por otro lado, Andrea Rosado, residente del sector, quien se hallaba saliendo de su casa, confesó que ella evita llevar a sus sobrinos al parque debido al temor de que les suceda algo. “A pesar de ser del barrio, me aterra, pues casi siempre el parque se presenta desolado; no hay risas infantiles, solo la presencia de hombres en la penumbra”, admitió Rosado, mientras señalaba el lugar.
Añadió que hay individuos rondando el parque con regularidad. “Desconozco si están para protegerlo, cuidarnos o acecharnos”, satirizó Rosado con una voz que refleja la inquietud que se cierne sobre el lugar.
Esta preocupación se extiende a los jugadores de volleyball y fútbol de la zona, quienes han tenido que limitar su tiempo en la cancha debido a la presencia de personas de la mala vida. Cristhian Mero, morador del barrio quién juega fútbol, aseguró que la presencia constante de personas vinculadas a actividades delictivas ha afectado negativamente las actividades deportivas en el parque.
Esta compleja encrucijada ha bordado una red de inquietud entre residentes y visitantes, como las sombras que se alargan en el crepúsculo, enredando la esencia del Centenario como un espacio recreativo. La dualidad entre la aparente serenidad y la oscura realidad arroja incertidumbres sobre su destino y la imperativa necesidad de un esfuerzo conjunto para devolverle su esplendor.
- Parque Villamarina: refugio lejano de alegría y desafíos
Anclado en el corazón del barrio Villamarina, el parque se convierte en el hogar de risas infantiles y juegos animados. Rodeado por majestuosos árboles, este espacio se convierte en el refugio cotidiano de niñas y niños locales, proporcionándoles un rincón de esparcimiento que adquiere una importancia inigualable en la vida diaria de la comunidad.
Sin embargo, al adentrarse, la magnífica imagen se ve empañada por una acumulación notable de desechos en medio del área verde, despojando al parque de su esplendor como una excelente zona recreativa.
En este escenario, se observa un grupo de pequeños sumergidos en la alegría mientras juegan en la resbaladera azul. Sus risas resonando en el aire, marcan con entusiasmo las huellas de sus pequeños zapatos en el pasto seco y amarillo, creando una escena viva y colorida que contrasta con la desolación cercana.
Mariela Muñoz, residente del sector, destacó la tranquilidad que ofrece el parque, gracias a su eficaz iluminación y horario establecido para abrir y cerrar, lo cual previene la entrada de personas en cualquier momento.
Además agregó que también se realizan actividades recreacionales como la bailoterapia los lunes, miércoles y viernes. No escuchamos relatos de robos ni asaltos. “Es un oasis de calma”, puntualizó Muñoz con una sonrisa.
A pesar de su encanto, la lejanía del parque Villamarina presenta un desafío para aquellos que residen en el centro de la ciudad. El viaje de una hora para llegar a este rincón verde se convierte en un obstáculo, especialmente cuando la única línea de transporte, la 7, solo alcanza el antiguo Tarqui.

Este aislamiento geográfico se presenta como un rompecabezas que plantea desafíos en cuanto a la accesibilidad del parque, subrayando la urgencia de soluciones que actúen como hilos mágicos conectando a la comunidad, con los distintos sectores de Los Esteros para que puedan visitar este vital centro recreativo.
Flerida Ferrín, otra habitante del sector, aclaró su preocupación sobre la falta de opciones de transporte para acceder al parque Villamarina. A pesar de la seguridad del parque en sí, acotó que el viaje de una hora desde el centro de la ciudad limita la participación de aquellos que no tienen medios de transporte propio.
“Las autoridades locales, deberían realizar una exploración de alternativas de transporte público que faciliten el acceso a este sitio, para que todos los ciudadanos puedan disfrutar de sus beneficios”, sugirió Ferrín.
No obstante, dentro de este parque, la recreación florece como un delicado jardín, desafiando las nubes negras de situaciones menores que intentan empañar su resplandores.
- Parque Las Jacuatas: entre el silencio y la soledad
Ubicado en el barrio Jacuatas, el parque se presenta como un rincón apartado, donde la serenidad y la inquietud entrelazan sus hilos en una narrativa única. Bajo la sombra de majestuosos árboles, el parque se sumerge en una atmósfera de soledad. Los juegos, desde las resbaladeras hasta los columpios, permanecen inmóviles, testigos silenciosos de la ausencia de aquellos que buscan refugio en este rincón natural para reconectar con la naturaleza.
Esta escena pinta un paisaje que se convierte en u

n refugio, pero al explorar este parque, la sensación de vacío se hace evidente, resaltando la ausencia de actividad y la presencia de individuos que eligen estos rincones para disfrutar de sus cigarrillos.
Esta situación transforma el parque Las Jacuatas en un sitio donde el susurro del viento y el aroma del humo se entrelazan, como un poema que fusiona la serenidad del entorno con la soledad que lo caracteriza, al carecer de la risueña de la presencia de los niños.
Carlos Macías, residente que se hallaba cerca al parque señaló que, aunque respeta el derecho de cada individuo a elegir, la acumulación de humo de tabaco en ciertas áreas del parque puede ser desagradable para aquellos que buscan disfrutar del aire fresco.
“Desearía que se establezcan zonas designadas para fumar, de manera que se respete tanto la tranquilidad del parque como la preferencia de los visitantes”, concretó Macías con voz firme, evidenciando que este no es un espacio recreativo convencional, sino una zona donde llegan personas a fumar.
Un llamado a la acción comunitaria
En los parques de Los Esteros, la seguridad se convierte en un intrincado enigma, un desafío crítico que requiere la colaboración armoniosa de toda la comunidad. Como el sol que se esconde tras las nubes, la resistencia de la comunidad brilla notoriamente a pesar de las dificultades.
Para restaurar la tranquilidad y el atractivo de estos espacios, es esencial mejorar la iluminación, instalar cámaras de seguridad, aumentar la presencia policial y fomentar la participación ciudadana.
Los Esteros, como un fénix renace entre las cenizas, exhibe un espíritu resiliente y la esperanza de recobrar la seguridad y la paz que alguna vez danzó en sus parques. Este llamado a la acción no solo resuena como una melodía en los oídos de la comunidad, sino como un eco que reverbera en cada rincón, recordando a todos que la restauración es posible cuando se teje la trama de la colaboración y la participación ciudadana.