Por: Angie Intriago y Valentina Andrade
La Carita, el Camotillo y la Albacora son peces que contienen microplásticos dentro de su organismo, siendo estas tres especies, el reflejo del descuido ciudadano en los cuerpos fusiforme, según estudios realizados en “Playita Mia” por los estudiantes de Medio ambiente de la Escuela Superior Politécnica de Manabí “Manuel Félix López”, dentro de la investigación se observa que estos peces tenían en sus organismos Polietileno y Polipropileno, que son plásticos provenientes de desechos arrojados al mar por humanos, elementos que ponen en juego no solo la salud de los seres humanos al consumirlo, sino también, la reproducción y supervivencia de estas especies marinas.
De este modo, el pez Carita conocido como Selene Peruviana tiene un rango de concentración de MPS 0-8, teniendo 213 partículas de plástico, con una tasa de ingestión de 60%, mientras que el Camotillo también llamado científicamente Dipletrum Conceptione, almacena 209 partículas, con una tasa de ingestión de 80% y un rango de concentración 0-11, a diferencia de la Albacora identificada como Thunnus Alalunga con un rango de concentración 0-15, con en un número alarmante de 338 partículas y una tasa de indigestión de 87%, esto sin duda debe generar una alerta a las autoridades.
Otra de las problemáticas que se suman a la falta de peces en el mar, es la contaminación que según la revista de periodismo ambiental Latinoamericana Mongabay, en una recopilación de datos realizada en el año 2022 se descubrieron cifras alarmantes por el tipo de contaminación que genera el desecho irresponsable de aguas residuales, esto porque “el 63 % de la contaminación mundial por nitrógeno generada por aguas residuales proviene de los sistemas de alcantarillado; el 32 %, de la salida directa; y el 5%, de los sistemas sépticos”, demostró el portal según datos de Tuholske.
Estos estudios fueron realizados por mapeó de 135000 cuencas hidrográficas en todo el planeta, encontrando que el 25 de estas, es decir casi la mitad está contaminada por nitrógeno de desechos humanos, encontrándose tanto en el mundo desarrollado como en el mundo no desarrollado, dejando entrar aguas residuales al océano, las peores cuencas hidrográficas que contaminan están en India, Corea del sur y China junto con el alarmante derrame de petróleo en Perú, estas están cerca de las costas ecuatorianas.
Manta es una de las ciudades del país con mayores “fuentes”, de aguas servidas que desembocan a orillas del mar, cuando la ciudad era apenas transcurrida por las leyendas que conforman esta cultura, no se consideró que algún día este puerto se convertiría en el gran gigante económico por la pesca y el turismo.
La salud de los océanos es esencial para la vida en la tierra, las aguas residuales han provocado un efecto devastador en los ecosistemas marinos, como resultado de una disminución altamente preocupante de peces.
La escasez de estas especies marinas tiene un impacto enorme y directo a la pesca, generando preocupación a muchas comunidades costeras, advirtiendo la supervivencia de los pescadores y el suministro de pescado, que es fuente de alimento de millones de personas.
“Aún no se ha visto evidencia de enfermedades o muertes causadas por consumo de microplásticos mediante alimentos, sin embargo, estos organismos son tóxicos para el ser humano, solo si se consume en grandes cantidades, a la larga podría tener repercusiones en el organismo, pero esto es solo una posibilidad. El cuerpo no se adapta a estos organismos haciendo que elimine lo que no le aporta”, enfatizó la nutricionista Alisson Mendoza, mostrando en su rostro angustia.
“Hubo sectores que no se consideraron al momento de realizar la red de canales de aguas servidas de Manta. Luego cuando hubo el Boom del desarrollo industrial el sistema sanitario quedó subestimado para la capacidad de desechos que produce la ciudad”, admitió Cevallos, gestor de los proyectos de control de aguas servidas, mostrando preocupación por la situación de la ciudad.
Lo que antes parecía algo imposible, una catástrofe poco probable o una pesadilla que únicamente podían tener aquellos hombres del mar sin fe, hoy finalmente es una realidad que ha alertado a miles de millones de habitantes. Una catástrofe mundial que en pocos años podría desatar guerras por los 7 mares.
Jairo Andrade de 24 años de edad.
Estos peces son capturados por “chaluperos”, nombre que se atribuye a pequeños comerciantes en lancha, quienes desconocen de esta problemática, como es el caso de Jairo Andrade, “Cuando empecé a pescar con mi papá, el me juró que nunca veríamos un mar sin peces y que éramos afortunados de vivir en una ciudad donde los pescadores no debían adentrase tanto al mar para conseguir buenas pescas. Antes era un alivio saber que no teníamos que arriesgarnos a ataques de
piratas mientras trabajábamos, así era antes”, lamentó el joven pescador que ha perdido la esperanza de poder seguir viviendo de la pesca.
La administración irresponsable y la construcción de los canales de agua de hace dos décadas atrás, forma mayoritariamente parte de este gran problema, puesto que todas las salidas de aguas servidas tenían conexión a tuberías que desembocaban en el mar y aunque la agonía del ecosistema marino era imperceptible a primera vista, silenciosamente el mar suplicaba por ayuda.
“El problema son las situaciones actuales de la ciudad que cambiaron, el sistema de lagunas de oxidación ya no responde a la cantidad de litros cúbicos de agua servidas que producen, esto es porque cada la tecnología se acoge a las realidades de cada ciudad. Hace cuarenta años la ciudad tenía menos sector industrial y entonces el tratamiento en las lagunas de oxidación era suficiente”, explicó César Cevallos con detalle en una charla sobre las problemáticas de las aguas de Manta.
Desafortunadamente este tipo de contaminación se presenta como un cáncer silencioso que apenas puede ser percibido cuando su etapa es crónica. Cuando los efectos generados por el desecho de aguas servidas empezaron a ser visibles, dar marcha atrás con la contaminación es una misión imposible.
“La contaminación por desechos sólidos es más fácil de observar y atender para evitar que se propague más de lo que sería sin las intervenciones adecuadas, pero la contaminación por aguas servidas solo es detectable cuando el agua apesta, cuando los peces se han ido, cuando el color es verde pantanoso y para entonces ya estamos de manos atadas para conseguir un cambio”, aseguró Ángel Clemente, joven participante del grupo Mingas por el Mar.
Ángel Clemente, ayudante de la fundación Mingas por el mar
“La contaminación por desechos sólidos es más fácil de observar y atender para evitar que se propague más de lo que sería sin las intervenciones adecuadas, pero la contaminación por aguas servidas solo es detectable cuando el agua apesta, cuando los peces se han ido, cuando el color es verde pantanoso y para entonces ya estamos de manos atadas para conseguir un cambio”, aseguró Ángel Clemente, joven participante del grupo Mingas por el Mar.
“Es difícil regresar a lo que un día fue Manta, entre más crece esta ciudad más se contamina, cada vez hay menos presupuesto para tratar las problemáticas ambientales que se presentan. La solución es que llegue otra pandemia que nos confine un año entero para que el ciclo natural del mar purifique un poco lo que la producción masiva ha generado”, reiteró el joven con firmeza y coraje por la irresponsabilidad de las fábricas al liberar sus desechos descuidadamente.
Arrecifes, corales, habitad enteros que antes abundaban de especies marinas hoy son desiertos vacíos de la vida que antes emanaba, donde antes brillaban coloridos espacios ahora desborda opacidad ocasionada por los desechos irresponsables de aguas servidas a los mares y la pesca desmedida e irresponsable.

“Los pescadores pequeños como nosotros ya no podemos obtener ni la mitad de peces que antes, aquí ya no hay peces y esto es algo que nunca había pasado, pero en lo que va del año el negocio para los pescadores nos genera casi lo mismo en gastos y ganancias. Todo esto es tanto por el puerto, el vertedero de aceite, aguas servidas y sobre todo la contaminación que producen los mismos pescadores”, aseveró Patricio Cedeño, un hombre pescador de más de 20 años de experiencia,
quien con angustia compartió su historia.
“Aunque muchos no lo notaran en el primer instante, cuando empezaron a llegar las aguas servidas al mar, hubo ciertas especies marinas que buscaron refugio desplazándose a otros espacios donde el agua servida no desembocara, que en ese entonces era el puerto”, relató Marina Reyes, miembro activo del grupo de apoyo ambiental “Migas por el mar”.
Mientras destilaban en los mares un veneno silencioso producido por los habitantes, ignorantes de las consecuencias muchos pescadores aprovecharon la migración de estas especies para llenar sus hambrientos bolsillos, desconociendo que el producto pescado antes había sido expuesto a aguas tóxicas.

“Hubo quienes aprovecharon la migra para pescar, pero no duró mucho la venta de estos peces porque estaban intoxicados. Además, cuando en el puerto empezaron a llegar más lanchas, botes, barcos motorizados es cuando empiezan a notar que lo peces huyen cuando sienten que están siendo invadidos o que sus recursos se están agotando y migran”, añadió Marina, mientras reía burlonamente por el karma que cayó sobre quienes no cuidaron tan valioso recurso.
Para los pescadores comerciantes esto representó un capítulo oscuro en su vida laborar, pues la venta de peses contaminados generó en los habitantes dudas sobre si ciertamente aquello que consumían para poder vivir en realidad los estaba matando. Mientras tanto las alternativas de las autoridades ante la situación fueron simplemente prohibir de manera temporal la pesca, compra y venta de cualquier tipo de especie consumible del mar.
“La alternativa de vender o dejar de vender no es tan fácil como lo hacen parecer, eso no solucionaría nada, al contrario, lo que genera es más desconfianza y un hueco en la economía de aquellos hogares que viven únicamente de la pesca. Si bien ayudó a que menos personas enfermaran también perjudicó a la economía de toda la ciudad”, especificó Marina con una sonrisa amarga que representaba su insatisfacción por las gestiones realizadas décadas atrás.
Conociendo la historia ya vivida, las autoridades portuarias decidieron reescribir lo que se esperaba de los siguientes capítulos que vivirían los ciudadanos de Manta. Durante la alcaldía del recordado con cariño Agustín Intriago, se estableció un proyecto que permitía ayudar a limpiar las aguas servidas del mar y además impediría el ingreso de nuevas aguas contaminadas por medio de una filtración cuidadosamente monitorizada.
“Se platea la propuesta del Emisario submarino, con este lograremos que en lugar de que el agua suba, gastando grandes cargas energéticas paseando por toda la ciudad y desemboque con gran carga contaminante, se pretende que esta agua llegue a plantas de tratamientos industrial con 3 piscinas para luego ser liberadas a tres kilómetros agua adentro, donde el mar mismo se encargará de cumplir con ciclo de purificación y realice su tratamiento biológico”, confesó Fabricio Alcívar ambientalista, mientras daba una charla reducida de las nuevas propuestas de mejoras en la ciudad, en el municipio.
Aunque esta alternativa suena tentativa y colorida para muchos ciudadanos aún hay grupos opositores que rechazan la idea, temiendo que lo que se supone sea una etapa de luz para Manta se convierta en un oscuro episodio, donde los más perjudicados sean los mismos ciudadanos.
Además de las pocas protestas, uno de los mayores inconvenientes que vivió la anterior alcaldía, fue la falta de cooperación y el deficiente recurso económico prestado para la correcta gestión de las aguas de Manta. El malévolo enemigo de los justos atacó esta posibilidad de mejora en la calidad de las aguas de Manta.
Por otra parte, los desafíos que enfrentan los biólogos al abordar la contaminación del agua en relación a la pesca y veda, es que debe existir un límite de captura de los peces que es el L 50 de cada especie marina.
El biólogo marino Roberth Yanza, destacó que, cada pez debe poner sus primeros huevos para cuiden la vida de los animales marinos, “las autoridades pueden indicar en que mes ovulan o desovan las especies del mar y esto es para identificar el tamaño, porque el volumen de los peces depende de la cadena de crecimiento”.
Para resolver este problema, se requiere una gestión sostenible de los recursos marinos y la implementación efectiva de sistemas de tratamiento de aguas residuales. La conciencia pública y la presión, las industrias también son fundamentales para revertir este problema.
La falta de peces en el mar debido a la contaminación de las aguas residuales es un problema urgente que requiere acción inmediata. Proteger la sostenibilidad de los ecosistemas marinos y la pesca es esencial para mantener el equilibrio de los mares de Manta y garantizar un futuro saludable para las generaciones futuras.