Por: Viteri Chévez Saúl
En las intrincadas arterias de La Pradera, un vecindario que guarda sus secretos en cada grieta del asfalto, el pavimento revela más que solo su superficie desgastada. Durante el último año, este rincón urbano ha sido testigo de un preocupante incremento de sucesos que han sembrado inquietud en la comunidad, marcando una ruta peligrosa donde las señales de precaución parecen desvanecerse en el viento.
A medida que el reloj del tiempo avanza, La Pradera no solo ve pasar días y noches, sino también testigos de cuatro almas que han quedado marcadas por el impacto de estos accidentes.
Son más de 50 familias las cuales se ven afectadas por el imparable crecimiento de polución que contamina y limita las actividades en este sector, según el Municipio de Manta en su repositorio oficial. Las calles, como testigos silenciosos, han presenciado la danza caótica de vehículos y el estrépito de colisiones que, si bien no han cegado vidas, han dejado cicatrices visibles en la piel del vecindario. En cada bache y cada fisura, la narrativa de estos encuentros se entrelaza con la textura del concreto, clamando por una intervención que disipe el riesgo latente.
La inquietud se propaga como un río subterráneo entre los residentes de este pintoresco sector, quienes, alzando la voz como un coro unificado, claman por auxilio a las autoridades de la ciudad de Manta. Sus súplicas resuenan en las esquinas y callejones, buscando eco en las oficinas gubernamentales. Como un llamado de auxilio, los habitantes piden que se tienda un puente de seguridad sobre estas vías tan transitadas antes de que el destino teja una tragedia irrevocable.

En este rompecabezas de asfalto maltrecho, la comunidad de La Pradera espera que sus ruegos no caigan en oídos sordos y que la ciudad de Manta; como un faro de esperanza, ilumine el camino hacia soluciones que eviten que más historias se escriban en el pavimento de esta pintoresca localidad. La urgencia palpita en cada rincón, y la necesidad de medidas preventivas se convierte en el eco persistente de un vecindario que anhela salvar sus calles como un preciado tesoro común. Otro de los problemas de este tradicional sector de la urbe, la contaminación es lo que provoca mal aspecto y disminución qué afecta a los comerciantes. “Me encuentro profundamente preocupado por el estado de las calles en nuestra comunidad. Las calles que están en un estado de deterioro considerable, con baches y grietas que dificultan el tránsito y representan un peligro para los vecinos, especialmente para los niños que asisten a las escuelas cercanas. Esta situación ha generado un malestar generalizado entre los residentes, quienes tienen que lidiar con calles intransitables y la falta de mantenimiento adecuado”, describió Segundo Eulogio Zambrano, dirigente del Barrio La Pradera, mientras movía su cabeza de un lado a otro negando la triste realidad de su sector. En cuanto a la atención de las autoridades, expresan no estar conformes. Pruebas afirman que han presentado numerosas quejas y solicitudes para que se realicen reparaciones y mantenimiento en las calles de La Pradera, sin embargo, es visible la poca atención brindada por las autoridades, la que deja a los habitantes con la sensación de que las necesidades y preocupaciones no son tomadas en cuenta y que se está descuidando el sector.
“Como líder comunitario, he intentado transmitir nuestras preocupaciones y necesidades a las autoridades encargadas, pero la respuesta ha sido lenta e insuficiente. Los vecinos se sienten frustrados y desamparados, ya que no se brinda la atención necesaria a un problema que afecta directamente la vida cotidiana de todos nosotros, especialmente la de los niños que necesitan tener un entorno seguro y adecuado para poder acceder a la educación de manera óptima”, vociferó Zambrano mientras con sus manos expresaba estar alterado.

En una sociedad donde cada aspecto influye, es fundamental que las autoridades presten atención a las demandas y se comprometan a realizar las reparaciones y el mantenimiento adecuado de las calles en La Pradera. Es imprescindible que los niños no sufran las consecuencias de esta falta de acción y descuido. “Exigimos una atención inmediata para poder garantizar un entorno seguro y adecuado para todos los residentes de nuestra comunidad y especialmente para los estudiantes que asisten a las escuelas cercanas. Nuestro barrio merece una infraestructura vial en buen estado y no descansaremos hasta que nuestras peticiones sean atendidas de manera adecuada”, puntualizó Patricia Alcívar, dirigente barrial.
Expresar frustración por la falta de atención que las autoridades le están prestando al barrio, es aceptable, pero no acaparar las constantes solicitudes, llena de enojo y rabia a los habitantes que recorren las calles que aún siguen estando sucias y llenas de desechos. “No solo es una falta de consideración hacia nosotros como ciudadanos, sino que también es un grave problema de salud pública, ya que esos desechos pueden atraer insectos y roedores que podrían transmitir enfermedades peligrosas”, detalló Alcivar mientras en sus ojos se podía avecinar el llanto que poco a poco inundaba sus pupilas.
Además, la inseguridad en los alrededores de las escuelas también es un problema muy importante. Las nuevas generaciones que llegan como un tren sin freno, merecen desarrollarse en un buen ambiente lleno de oportunidades y salud.
Es complicado pensar que los más jóvenes del hogar tengan que caminar por calles inseguras para llegar a la escuela. Esto no solo pone en peligro la seguridad de quienes habitan en el sector, sino que también compromete su educación sintiéndose inseguros para ir a la escuela, siendo probable que falten a clase.
“Es hora de que las autoridades tomen medidas efectivas para abordar estos problemas. Necesitamos que se realicen regularmente limpiezas en las calles, se coloquen más basureros en las esquinas y se realice una vigilancia adecuada para garantizar la seguridad de todos los residentes del barrio, especialmente de nuestros niños que son el futuro de esta comunidad”, enfatizó María Fernández, costurera que entrelaza los hilos mientras cuenta con preocupación lo que acontece en su barrio.
El Concejo del Gobierno Autónomo Descentralizado Municipio Manta afirma que no se puede permitir que un barrio con más de 2.500 habitantes siga siendo ignorado por las autoridades. La responsabilidad de aquellos representantes barriales es hacer que voces de quienes claman atención sean escuchadas y exigir un cambio positivo para todos los residentes de La Pradera.
Esas solicitudes llenas de anhelos y preocupaciones esperan ser abordadas con prontitud y eficacia por parte de las autoridades competentes
De que manera afecta el deterioro de calles y contaminación al sector La Pradera.
Las calles de una zona urbana son los caminos que nos permiten avanzar hacia nuestros destinos, como los ríos que fluyen por la ciudad. Sin embargo, cuando estas calles se ven afectadas por la contaminación y la destrucción, se convierten en un obstáculo para el progreso y desarrollo como sociedad. La contaminación y la destrucción de las calles tienen un impacto perjudicial en varios aspectos de nuestra vida cotidiana. “Es complicada esta situación pues debo transitar por aquí todos los días para llevar a mi hija a la escuela y estas calles lo complican”, enfatizó Patricia Alcívar residente del sector La Pradera.
La contaminación de las calles tiene un efecto directo a la salud. Los vehículos que circulan por las calles emiten gases tóxicos que contribuyen a la mala calidad del aire que respiramos. Esto puede llevar a problemas respiratorios, alergias y enfermedades más graves. Además, la contaminación también afecta a la fauna y la flora de la zona, causando un desequilibrio en el ecosistema urbano.
La destrucción de las calles genera inconvenientes y peligros para los peatones y conductores. Los baches y los huecos en la vía pueden provocar accidentes de tránsito y daños en los vehículos. Esto no solo pone en riesgo la seguridad de las personas, sino que también genera gastos innecesarios en reparaciones y mantenimiento de los vehículos.
La destrucción de las calles también afecta la estética de la ciudad. Una zona urbana descuidada y en mal estado no solo da una imagen negativa a los habitantes, sino que también puede afectar la llegada de turistas y el desarrollo económico de la zona.
“Ante esta problemática, las autoridades de la ciudad deben implementar un plan integral para hacer frente a la contaminación y la destrucción de las calles. Este plan debe incluir medidas para reducir las emisiones de gases contaminantes, fomentar el uso de medios de transporte sostenibles como bicicletas y transporte público, así como promover una mayor conciencia ambiental entre los ciudadanos”, propusó Eulogio Zambrano, dirigente Barrial.
Además, es su prioridad es invertir en la reparación y mantenimiento de las calles, para garantizar una infraestructura vial segura y en buen estado. Esto implica llevar a cabo un programa de rehabilitación de vías, reparando los baches y huecos existentes, así como implementar un sistema de inspección y mantenimiento regular.
Así mismo, es fundamental establecer políticas de gestión de residuos eficientes, que incluyan la recolección y disposición adecuada de los desechos, así como la promoción del reciclaje y la reutilización.
La contaminación y la destrucción de las calles en una zona urbana tienen un impacto negativo en la salud de las personas, la seguridad vial y la imagen de la ciudad. Las autoridades de la ciudad deben implementar un plan integral que aborde estas problemáticas, promoviendo medidas de reducción de la contaminación, reparación de calles y gestión de residuos eficiente. Solo a través de un esfuerzo conjunto de las autoridades y los ciudadanos podremos lograr una zona urbana limpia, segura y próspera.
Importancia de espacios limpios y calles adecuadas dentro de un sector.

En el tejido vibrante de cualquier sector o barrio, la limpieza ejerce un papel crucial, como el pulso que fluye a través de sus venas. Las calles, impolutas y libres de obstáculos, son como espejos reflejando el alma de la comunidad. Imaginen un vecindario como un jardín; si cada hogar es una flor, la limpieza es el rocío que permite a cada pétalo desplegarse con gracia. «Una comunidad limpia es un reflejo de respeto y amor propio. Cada trozo de papel en el suelo es una oportunidad perdida para demostrar que valoramos nuestro hogar común, por ello entre nosotros realizamos mingas quincenales para intentar limpiar el
María Fernández, habitante del sector. barrio, La Pradera», enfatizó María Fernández, una residente comprometida.
El asfalto que soporta el peso de las historias cotidianas. Las calles, como venas que conectan los corazones de los vecinos, exigen atención y cuidado. «Un camino sin baches es como un viaje sin tropiezos. Cada hoyo es un sobresalto en el trayecto de nuestras vidas. Como si fuesen brazadas de alguien que está por ahogarse, los habitantes hacen un llamado a las autoridades para que la ayuda en esta problemática sea inmediata. Las calles bien mantenidas son senderos que guían sin distracciones, permitiendo que el ir y venir diario sea una danza fluida en lugar de un complicado juego de equilibrio.
Según la Empresa de Aguas potables y Alcantarillado de Manta, la limpieza y el buen estado de las calles son dos caras de la misma moneda que ayudan a la correcta imagen del barrio. En la metáfora de la armonía urbana, la limpieza es el arte de despejar el escenario, mientras que las calles en buen estado son la partitura que permite a los ciudadanos bailar sin temor a tropezar.
La limpieza adecuada de un sector no es solo una cuestión estética, sino un reflejo del respeto colectivo y del cuidado del entorno común. Las calles, por otro lado, no solo son caminos de asfalto, sino vínculos que conectan a una comunidad. Mantener estos elementos en armonía es construir el escenario perfecto para que la vida cotidiana se desenvuelva como una obra maestra compartida. En palabras de estos ciudadanos, la limpieza y el buen estado de las calles son dos notas que componen una sinfonía de bienestar y convivencia.