Por: Frederic Caicedo
En la vibrante ciudad costera de Manta, un emprendimiento frutal ha echado raíces en la intersección de la Calle 13 y la Avenida 15, convirtiendo la esquina en un rincón lleno de colores y sabores frescos. Este oasis frutal, aún en plena juventud, ha logrado conquistar paladares y despertar la curiosidad de los transeúntes que se aventuran en su fragante dominio.
Esta pequeña camioneta de frutas no es solo un punto de venta, es un crisol donde se encuentran los sabores más puros y frescos que la naturaleza puede ofrecer. La esquina se ha transformado en un rincón donde la frescura de las frutas se entrelaza con la vitalidad de la ciudad, creando una sinfonía de colores y aromas que invitan a los habitantes de Manta a deleitarse con lo mejor de la naturaleza.
Las frutas, dispuestas como gemas en un collar, no solo son un festín visual, sino también olfativo. Los aromas frescos y tentadores se escapan de la tienda, conquistando a los transeúntes y guiándolos hacia una experiencia sensorial única. “Me gusta comprar aquí las frutas para mi hogar, siempre son frutas bien frescas, y eso me gusta”, resaltó Regina Flores en el momento que sostenía una bolsa llena de uvas.
Este emprendimiento sostiene la lucha diaria de los manabitas por avanzar económicamente y sustentar sus hogares, este emprendimiento lleva aproximadamente dos años ubicado en la intersección de la calle 13 y la avenida 15. “Me levanto todas las mañanas, cargo mi camioneta y vengo aquí porque es un lugar muy concurrido, de esta manera me gano la vida y ayudo a mi familia”, resaltó Diego Cedeño, mientras limpiaba su balanza.