Por: Priscila Andrade
El polvo y la basura son como una competencia de motos, esperando llegar de primero en la calle V20 y avenida V3 en la ciudadela Villa Marina en Manta.
La tierra, las fundas de basura y la maleza, paseando sin rumbo entre las calles de la ciudadela Villa Marina, se han convertido en el arma que apunta a cada casa y habitante que va y viene como el viento.
La ciudadela requiere de cambios que ayuden a derrumbar las plagas que parecen espinas ocasionadas por los virulentos hábitos de quienes conviven en la calle V20 y avenida V3.
“La basura siempre ha sido un malestar para nosotros los habitantes, lo más usual son las fundas que vuelan de un lado para otro, y por más que trato de recogerlas siempre aparecen al frente de mi casa”, enfatizó Gloria Mesías, habitante afectada por la basura oscilante del sector.
En este sentido, la naturaleza se convierte en un ritmo complicado de descubrir, donde el polvo se convierte en la canción y las fundas en los instrumentos musicales que silban sin cansarse.
Nelly Palacios, mientras se colocaba sus lentes, reveló que siempre pasan los mismos vecinos y colocan las fundas llenas de basuras en las esquinas, sin considerar el respeto por quienes habitan en las casas esquineras.
“Aquí sabemos que días y hora pasa el recolector de basura, pero muchos prefieren simplemente arrojar las fundas sin respetar los espacios ajenos, yo en lo personal siempre que observo que me van dejando basura, salgo y les hago llevárselas porque esa basura a veces también se sale de la funda y se va volando en medio de la calle”, añadió Palacios.