Por: Alejandra Pinargote
En la animada calle 26 de septiembre en Portoviejo, Maricela Pinargote se erige como la arquitecta de sueños gastronómicos, donde sus empanadas son más que simples manjares, son puentes que conectan corazones y paladares. Con cada empanada, Maricela teje una historia culinaria que trasciende lo comestible, convirtiendo su rincón en un santuario de sabores.
“Mi objetivo es llevar a cada cliente en un viaje de sabores que despierte emociones al momento de probar mis ricas empanadas “, aseveró maricela Pinargote con una sonrisa en su rostro.
En este pequeño oasis gastronómico, la calle 26 de septiembre se convierte en un escenario donde las empanadas de Maricela alimentan los sueños de emprender. Cada empanada es como una paleta de colores en el lienzo urbano, recordándonos que la verdadera riqueza está en la creatividad y el sabor que cada pequeño negocio aporta a la ciudad.
“Son buenísimas me encantan las de Queso, yo todos los domingos de costumbre vengo por mi paquete de empanadas “, puntualizó Gema Gómez clienta habitual.