Por, Diego Coellar Paz
Situada a 15 km del centro de Calceta, en la parroquia rural de Quiroga, cantón Bolívar, provincia de Manabí, la represa “La Esperanza” se presenta como un oasis de serenidad y aventura. Sus extensas aguas, enmarcadas por paisajes naturales deslumbrantes, se abren a aquellos que se aventuran a explorarla en canoa, revelando una obra de arte natural a cada paso.

Esta maravilla de la naturaleza no solo ofrece la oportunidad de navegar sus aguas en canoa, sino también una amplia gama de actividades diseñadas para deleitar a los visitantes y conectarlos con la belleza de la región. El senderismo, recorridos guiados, camping, kayaking, paseos en lancha y la observación de flora y fauna son solo algunas de las emocionantes opciones disponibles.
Juan Macías, guía turístico, reveló que aparte de las actividades, personas acuden a la represa por la “Isla del sabor” una pequeña isla que cuenta con pequeños locales gastronómicos que avivan las ganas de deleitar la comida manabita. “Si gustan solo visitar la isla, hacer uso de sus instalaciones y degustar su comida, no es necesario que se reserve el tour completo de las actividades, ya que, contamos con canoas exclusivas para el transporte de los clientes”, aseguró Macías mientras miraba las canoas sobre la inmensa represa.
Durante los días de semana, el costo es de un dólar por persona para ingresar a este rincón majestuoso, además Macías añadió que la pequeña isla cuenta con un restaurante de comida criolla que brinda atención los fines de semana y feriados.

Sixto Cedeño, lanchero, detalló que dentro de la isla hay columpios, hamacas sobre el agua y un paisaje sublime que cautivara por completo la vista de los espectadores. “Rodeada de árboles y frescas cabañas de caña, la hermosa isla es el lugar ideal para los que buscan desconectarse del mundo y estrechar la relación con la naturaleza”, aseveró Cedeño mientras miraba la isla flotante llena de vegetación y esplendor.
Noemí Cedeño, habitante de la parroquia Quiroga, acotó que el lugar forma parte del corazón del cantón Bolívar, donde sus árboles y plantas actúan como pulmones para acobijarlos de aire fresco. “Es nuestro hogar, historia, cada rincón representa nuestra cultura y la gente que aun apuesta por estas tierras llenas de humildad”, concretó Cedeño al ver a su hijo disfrutando de un baño a orillas de la represa.

Héctor Bernal, turista, destacó que junto a sus amigos quedaron encantados con sus majestuosos arboles de samán, cuyas altas ramas los resguardaron del sol, brindándoles sombra y descanso. “El escenario que vieron nuestros ojos fue magnífico, el despejado y celeste cielo lleno de enormes nubes blancas y la inmensurable cantidad de áreas verdes y montañas, el cantar de los pájaros y la insuperable alegría de compartir estos momentos en amistad”, describió Bernal mientras su silueta se reflejaba en el agua.
Este rincón actualmente es concurrido por numerosos visitantes y se ha convertido en el favorito de los amantes de la naturaleza, porque en la zona se puede practicar diversas actividades y hacer camping en contacto más directo con la flora y fauna del sitio.