Por : Jean Pinoargote
En las calles de Manta, la presencia de cuidadores de parqueo se asemejan a faros que iluminan la noche para resguardar los vehículos estacionados. Estos «vigías de autos» desempeñan un papel fundamental en la ciudad, ofreciendo su servicio a precios que oscilan entre veinticinco centavos y un dólar. En tiempos de inseguridad, nunca está de más contar con un par de faros adicionales que iluminen y protejan a los moradores.
Las opiniones sobre esta labor son diversas; algunos elogian su dedicación, mientras que otros se muestran cautelosos con sus intenciones. Jean Saltos, un residente de Manta, puntualizó, «a veces, los cuidadores brindan una verdadera protección, pero también he tenido encuentros con aquellos que solo buscan dinero fácil sin ofrecer un servicio real».
Por otro lado, Jefferson Sabando afirmó, «todos buscamos nuestro sustento diario, y estas personas no son la excepción… personalmente, mientras tenga los medios, seguiré pagando por este servicio, ya que considero que es una medida útil».
En las calles de Manta, estos cuidadores de parqueo se presentan como una peculiar presencia que ilumina y protege los automóviles durante las noches. Su labor es un recordatorio constante de la necesidad de protección en tiempos de incertidumbre, y su presencia resplandece seguridad en una ciudad en movimiento.