Por, Marelyn Mendieta Zambrano
En la ciudad de Quito, corazón de la república del Ecuador, emerge un joven pintor que va más allá de plasmar sus imágenes con cada pincelada y cada detalle inspira y despierta la creatividad de los que lo observan convirtiéndose en una fuerza transformadora en el mundo del arte, llevando consigo no solo habilidad técnica, sino también un mensaje profundo a través de sus lienzos.
“Desde pequeño, encontré en la pintura una forma de expresarme y conectar con el mundo que me rodea. Mis influencias van desde la naturaleza hasta las experiencias humanas, y trato de plasmar esa diversidad en cada obra. Recorro el mundo para mostrar con el arte cosas maravillosas que nuestra mente quiera”, detalló Jusymar, mientras le mostraba uno de sus cuadros a la aglomeración que lo miraba.
Su arte no se limita a las paredes de estudios y galerías. Jusymar ha llevado su talento a la comunidad, convirtiendo su trabajo en un emprendimiento accesible para todos. Cada cuadro tiene el valor de 10 dólares, y tres por 20 dólares. «Quiero ser un puente entre la creatividad y aquellos que aún no han descubierto su voz artística. Creo que el arte tiene el poder de cambiar vidas», enfatizó con una sonrisa de oreja a oreja.
A pesar de su corta carrera, ha cosechado opiniones que locales e internacionales, lo cual le ha enseñado seguir superándose día a día. “Su obra trasciende lo visual, invitando al espectador a explorar capas más profundas de significado. Es raro encontrar a alguien tan joven con tal madurez artística», enfatizó Mario Guamán, mientras se abrigaba con una manta en el cuello.
En estas festividades quiteñas, Jusymar y otros artistas aprovechan la oportunidad para mostrar al mundo que se puede seguir adelante. Este joven mago de los colores transforma simples pigmentos en obras llenas de vida y personalidad, dejando una huella indeleble en el corazón de quienes tienen el privilegio de contemplarlas.