Por: Priscila Andrade
Los irresistibles dulces manabitas son ideales para ser transmitidos de generación en generación como un lema que simboliza lo magnífico de la cultura ecuatoriana.
Angie Párraga, que con sus delicadas manos crea los dulces más codiciados por los ciudadanos del Carmen, Manabí, relata que hace más de 20 años realiza dulces bajo pedidos, considerando esta labor como una felicidad.
“Todo empezó por mi madre, ella elaboraba dulces caseros cuando le pedían para eventos, cumpleaños o festividades, aprendí de ella. Hoy en día soy yo la que fábrica estos maravillosos dulces, todo bajo pedido, la libra la vendo a $5. Además, no solo vendo para El Carmen, también me hacen pedidos desde Guayaquil, Quito, Calceta, Chone y demás ciudades”, declaró Párraga mientras frotaba sus manos.
En este panorama, los populares huevos moyos, suspiros y galletas de almidón se logran interpretar y transformar, dándoles el toque con los secretos caseros de la repostería, convirtiéndolos es una nube de sabores que logran flotar en la apreciación.
“Crear la propia receta para los dulces es un trabajo exacto, porque debes ser experto en el azúcar para dejarlos en su punto. Me gusta que los dulces que yo elaboro queden suavecitos, porque todo está en la técnica. Siempre he dicho que no cualquiera tiene la habilidad gastronómica de elaborar los famosos dulces manabitas”, recalcó Luis Mendieta, fiel creador y vendedor de dulces tradicionales.
Mantener viva esta cultura es como elevar un pájaro al cielo porque se requiere de voluntad y de arte para que sean estrellas resplandecientes ante el paladar de los consumidores.