Por: Ginyer Véliz
En el corazón del barrio Nueva Esperanza, en la pintoresca ciudad de Manta, un lote baldío se ha convertido en el epicentro de una problemática que está dejando a la comunidad al borde de la desesperación. Lo que alguna vez fue un terreno olvidado, hoy se yergue como un monumento a la indiferencia, lleno hasta el tope de desechos que la ciudadanía arroja sin piedad.
«Es como si la desidia se hubiera apoderado de este lugar, antes, este terreno era solo tierra, y ahora es un vertedero a cielo abierto. La gente arroja basura como si no tuviera consecuencias, pero la realidad es que nos está afectando a todos”, describió Ignacio Cedeño, un residente de la zona que ha visto la transformación gradual del lote baldío.
Las montañas de desechos no solo son un atentado contra la estética del barrio, sino que también han atraído una variedad de plagas que ahora se extienden más allá de sus límites. Ratones, moscas y otros insectos han encontrado en este lote baldío un refugio donde proliferar, llevando consigo enfermedades que amenazan la salud de la comunidad.
«Es una vergüenza, no podemos permitir que nuestro barrio se vea afectado de esta manera. La gente necesita tomar conciencia de que este es nuestro hogar, y lo que hacemos aquí nos afecta a todos», aseveró Rosa Zambrano, otra habitante preocupada por la situación.
Las autoridades locales han sido notificadas sobre este problema, pero la solución parece lejana. Mientras tanto, los moradores del sector Nueva Esperanza claman por un cambio, piden a la comunidad de reflexionar sobre el impacto de sus acciones y a unirse para restaurar la esperanza en el corazón de su barrio.