Por Anthony Alcivar
En las arenas doradas de Same, un grupo de valientes trabajadores ambulantes se aferra a su tenacidad para ganarse la vida, mientras varios turistas elogian su espíritu emprendedor, algunos lugareños, cuestionan su presencia.
Turismo diverso
Los vendedores ambulantes en la playa de Same, Esmeraldas, desempeñan un papel crucial en la dinámica económica y cultural de la región costera. Su presencia aporta una autenticidad única a la experiencia de los visitantes, ofreciendo una amplia gama de productos artesanales y servicios que reflejan la rica tradición cultural del Ecuador.
Productos auténticos
Silvio Cabrera, un vendedor de sombreros originario de Otavalo, considera que su presencia es una verdadera contribución. «Nuestros sombreros auténticos y coloridos son populares entre los turistas. Además, traemos una parte de nuestra cultura a esta hermosa playa”, destacó emocionado Cabrera.

«Los turistas adoran nuestros sombreros. Aportamos identidad a Same y sin duda un recuerdo hermoso que los acompañara de por vida», afirmó motivado Cabrera.
Desde otra perspectiva
Por otro lado, María Velasco, una turista de Ambato, se muestra entusiasta. «Me encanta explorar los productos artesanales que ofrecen. Los ambulantes aportan autenticidad y variedad a la experiencia en la playa», apuntó optimista Velasco.
«Los productos artesanales son únicos y coloridos. Contribuyen a la experiencia playera.», concretó mostrando su apoyo Velasco.
Argelio Quiñones, turista proveniente de Guayaquil, comparte su opinión sobre la insistencia de los vendedores. «Aunque aprecio la oferta diversa, a veces los ambulantes pueden resultar un tanto insistentes, lo que interrumpe la tranquilidad de la playa», aseguró un poco molesto Quiñones.
«A veces, los vendedores pueden ser demasiado insistentes. Lo que molesta un poco nuestro espacio de relajación», expresó descontento Quiñones.
Ligia Revelo, otra turista de Ambato, defiende la convivencia pacífica. «Creo que todos deberíamos disfrutar de la playa en armonía. Los trabajadores ambulantes forman parte del encanto de Same», enfatizó la joven turista guayaquileña.
«Los trabajadores ambulantes forman parte del encanto de las bellas playas del cantón por su buena atención. ¡Sin duda volvería muchas veces a este hermoso lugar de gente hospitalaria!», destacó defendiendo a los ambulantes Revelo.
Rivalidad comercial
Sin embargo, Ana Chicaiza, quien vende muñecas artesanales, sostiene preocupaciones sobre la competencia local. «La rivalidad entre nosotros es en ocasiones imparcial, y algunos comerciantes locales se sienten desplazados por los vendedores ambulantes», afirmó estresada por la situación Chicaiza.
«La competencia es intensa entre nosotros. Muchos de los locales se sienten ofendidos con nuestra presencia y el apoyo que nos dan los turistas”, sugirió desde otra perspectiva Chicaiza.

El masajeador local Jonny Chichande, reflexiona sobre el dilema. «Los turistas disfrutan de nuestros masajes, pero algunos locales sienten que les quitamos clientes. Es un equilibrio delicado», manifestó intranquilo Chichande.
«Ofrecemos un servicio popular, pero algunos locales se quejan de la competencia», recalcó mirando el horizonte Chichande.
Por su parte, Rosa Vargas, una vendedora local de artesanías, valora la competencia como un estímulo para mejorar. «La competencia nos impulsa a ofrecer productos de alta calidad y variedad», mencionó entusiasmada Vargas.

«La competencia nos desafía a ofrecer productos con precios más elevados, lo que se nos dificulta conseguirlos, pero con el esfuerzo de día con día se obtienen poco a poco lo que se merecen nuestros clientes», reiteró Vargas.
Regulación necesaria
En contraste, Gilberto Cangá, un cliente local, aboga por regulaciones más estrictas. «La presencia abrumadora de vendedores en la playa dificulta encontrar un lugar tranquilo. Deberían establecerse límites para mantener el equilibrio», consideró abrumado Cangá.
«La playa a veces se llena tanto de vendedores que apenas queda un lugar para relajarme. Necesitamos regulaciones por parte de las autoridades», precisó con preocupación Cangá.
La discusión en Same, Esmeraldas, persiste, y las opiniones divididas sobre la presencia de trabajadores ambulantes continúan siendo el foco de atención en esta hermosa costa, donde la coexistencia entre visitantes y locales sigue siendo un desafío.