Por Gissell Avila
El TDAH en adolescentes es como tener un motor de carreras en un coche sin frenos. La energía y la impulsividad están presentes, pero la capacidad para controlarlas es limitada. Estos jóvenes a menudo son vistos como distraídos o desinteresados, cuando en realidad están luchando con un cerebro que procesa la información de manera diferente. Es como tratar de leer un libro mientras hay una fiesta ruidosa al lado, la mente se ve constantemente bombardeada por estímulos externos, dificultando la concentración.
El TDAH es un intrincado laberinto que muchos adolescentes deben atravesar, afectando profundamente su capacidad para enfocarse, controlar sus impulsos y mantener la tranquilidad. Es como caminar por un laberinto sin un mapa, donde cada giro inesperado puede desviar el camino, y cada paso, en lugar de acercarlos a la meta, los lleva a un callejón sin salida.
En la escuela, el TDAH puede parecer una montaña insuperable. Los estudiantes con TDAH luchan por concentrarse en clase, seguir instrucciones y completar tareas. Es como intentar capturar una mariposa con las manos, siempre se les escapa. La falta de atención y organización puede llevar a un bajo rendimiento y frustración.
“ EL déficit de atención lo podemos detectar a temprana edad, y si es detectado a buen tiempo puede ser beneficioso para el niño y la niña, ya que lo podemos detectar diariamente viendo en la aulas los niños presentan dificultad para prestar atención, no captan las órdenes que el docente o el tutor cuando se le asigna una tarea ellos por lo general siempre pasan inquietos , y no se mantienen en un solo orden” , aseveró la Psicól. Betty Reyes, encargada del departamento del Dece en la unidad educativa Aníbal San Andrés.
Imaginemos a un adolescente con TDAH como un pez fuera del agua en una fiesta. Mientras sus compañeros se mueven con soltura en el grupo, él se siente como un extraño, observando desde lejos. La dificultad para seguir las conversaciones, sumada a la impulsividad que puede llevar a comentarios inoportunos, crea una barrera invisible que lo aísla de sus pares.
En casa, el TDAH puede generar tormentas emocionales. Los padres pueden sentirse frustrados y desconcertados por el comportamiento de sus hijos, como intentar calmar una tempestad sin encontrar refugio.
“Siempre les digo a los papitos estar pendientes de sus chicos, ya que no tienen su atención y hace que los chicos se descuiden bastante, mi recomendación es que estén atrás de sus hijos a pesar que son adolescentes, ya que eso hace que los chicos dentro de lo académico estén pila, no ocasione mucho la distracción y no tenga este déficit”, admitió la Lic. Karina Menéndez, Mg de la unidad educativa Aníbal San Andrés.
El TDAH también afecta la salud mental y emocional de los adolescentes. Es como cargar un peso invisible, que puede llevar a la ansiedad, la depresión y la baja autoestima.
El sistema educativo tradicional puede ser un callejón sin salida para los estudiantes con TDAH. La estructura rígida y los métodos de enseñanza uniformes pueden ahogar la creatividad y la motivación, como intentar plantar una flor en un suelo árido.
El TDAH es un desafío complejo, pero no insuperable. Es un rompecabezas que requiere piezas únicas. Al entender y abordar estos desafíos, podemos crear un futuro más inclusivo y brillante para todos los adolescentes.
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) afecta a entre el 5% y el 10% de los adolescentes en todo el mundo, según datos que varían dependiendo del país y de los criterios diagnósticos empleados. Este rango de prevalencia sugiere que en cada aula de clase hay al menos un estudiante que lucha, de manera silenciosa, con los síntomas de este trastorno. Sin embargo, muchas veces su realidad pasa desapercibida o es malinterpretada. Es común que los adolescentes con TDAH se esfuercen por camuflar sus dificultades; la mayoría de las veces, lo logran solo parcialmente, lo que deja tras de sí una imagen distorsionada que lleva a catalogarlos como «perezosos» o «desorganizados».
En este contexto, las calificaciones bajas, los proyectos sin terminar y las tareas olvidadas se convierten en el rostro visible de una lucha interna mucho más compleja. A menudo, estos jóvenes son etiquetados como problemáticos o poco comprometidos, sin que se consideren los verdaderos obstáculos que enfrentan a diario. La falta de un diagnóstico oportuno o la ausencia de una comprensión profunda de su condición no solo agrava sus dificultades académicas, sino que también crea una carga emocional considerable. Las etiquetas negativas pueden erosionar su autoestima, haciendo que se sientan incapaces o inadecuados en comparación con sus compañeros.
El TDAH es como una tormenta que sacude el barco, dificultando su navegación y estabilidad. La falta de concentración es como una brújula defectuosa que no permite mantener el rumbo. La organización y el control de impulsos son como las velas y el timón, que no funcionan correctamente, haciéndolo vulnerable a las olas de la ansiedad y la depresión.
El entorno escolar es como el mar abierto, donde el barco debe navegar entre las exigencias y expectativas. Sin un apoyo adecuado, el barco se siente solo y aislado, sin un puerto seguro donde refugiarse.
La frustración y el aislamiento social son como las olas que golpean el barco, erosionando su confianza y autoestima. El ciclo negativo es como una corriente que arrastra al barco hacia aguas más profundas de desesperanza.
Pero, si se proporciona el apoyo adecuado, el barco puede encontrar un puerto seguro. La comprensión y el apoyo son como un faro que guía al barco hacia aguas más tranquilas, donde puede reparar y reencontrar su rumbo. La terapia y el tratamiento son como las reparaciones necesarias para restaurar la brújula, las velas y el timón, permitiendo al barco navegar con mayor estabilidad y confianza.
Es crucial que tanto los docentes como los padres comprendan el impacto profundo que el TDAH puede tener en la vida de un adolescente. No se trata únicamente de problemas de atención; es un trastorno que afecta todas las áreas de su vida, desde sus relaciones interpersonales hasta la forma en que perciben sus propias capacidades. A medida que avanzan en esta etapa crítica de desarrollo, el apoyo adecuado, la empatía y el reconocimiento de sus desafíos pueden marcar una gran diferencia en su bienestar y en su capacidad para superar las dificultades asociadas con el TDAH.
“Nosotros como profesores utilizamos ciertos juegos para que los estudiantes puedan concentrase de cierta forma ya que ellos tienen esta gran problemática de déficit de atención, tratamos de hacer las clases más dinámicas para que ellos pongan atención” describió el Lic. David Castillo Docente de la unidad educativa Aníbal San Andrés
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