Por Jumey Cevallos
Don Edison Mera, un hombre de 78 años, se presenta diariamente en la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí para vender dulces. Ha mantenido esta labor durante 19 años y, sin falta, se levanta temprano cada día para llevar a cabo su tarea.
Antes de la pandemia del COVID-19, Don Edison trabajaba dentro de las instalaciones de la universidad porque le brindaron la confianza y la oportunidad de estar ahí. Sin embargo, cuando empezó la pandemia le tocó trabajar afuera por los protocolos establecidos.
Edison Mera menciona que cuando trabajaba dentro de la universidad recibía ayuda por parte de las autoridades y en la mayoría de ocasiones le regalaban víveres que eran de mucha ayuda para él y su esposa. Agregó también que, “de todas maneras recibo la ayuda por parte del gobierno con el bono del desarrollo humano. Aquello me sirve mucho para comprar mis medicinas”, expresó.
“Admiro mucho a Don Edison porque a su edad aún no se rinde y sigue trabajando para comprar su comida y medicinas. No obstante, considero que él debería recibir ayuda por parte de sus hijos para que deje de trabajar, porque en muchas ocasiones no come por estar todo el día aquí vendiendo”, dijo Alejandro Romero trabajador de la carreta del “Rey de las empanadas”.
De acuerdo a Don Edison, él persevera en su labor debido a que en los días de mayor actividad logra ventas de hasta 30 dólares, mientas que en los días menos favorables alcanza un máximo de 15 dólares.