Por: Samantha Loor
En el corazón vibrante de Altamira en Manta, el barrio se ha metamorfoseado en un cuadro encantado donde la Navidad ha tejido su hechizo como senderos mágicos, han sido iluminadas por la creatividad y la solidaridad de sus residentes, quienes han convertido el barrio en un pesebre urbano resplandeciente. Las luces parpadean como estrellas cómplices, guiando a los visitantes por un camino iluminado por el espíritu navideño.
Este pesebre urbano en Altamira es más que una simple representación; es un poema de luces que danzan alrededor de cada rincón, iluminando la esencia acogedora del barrio. “El pesebre urbano, con sus luces destellantes y detalles cuidadosamente dispuestos, ha logrado transformar Altamira en un refugio mágico que invita a la comunidad a compartir la alegría de la temporada”, argumentó Estefanía Díaz mientras se dirigía para su casa.
Las casas, adornadas con destellos dorados y plateados, se convierten en figurillas que cobran vida en este escenario efímero, pero lleno de significado. Es como si la magia de la temporada se hubiera materializado en cada detalle, creando un ambiente donde la paz y la esperanza son las protagonistas.
“Estos arreglos navideños no solo han transformado físicamente Altamira, sino que también han tocado el alma del barrio. Son un recordatorio de la importancia de la tradición, la solidaridad y la celebración compartida”, aseveró Juan Ortega mientras hacía un arreglo navideño.