Por: Saúl Andrés Viteri Chévez
En la entrada a la universidad, lo que debería ser un lugar de bienvenida y apertura al conocimiento, se ha convertido en un sombrío testimonio de la falta de cuidado y responsabilidad de algunos. La suciedad y basura lanzada a esta zona estratégica, son un reflejo descarnado de la negligencia y la indiferencia que acechan en aquel entorno.
«La suciedad acumulada representa mucho más que un simple montón de desperdicios; es una manifestación tangible de la desidia que algunos presentan hacia su propio entorno», puntualizó el doctor Ignacio Olivo, docente quien se ajustaba firmemente la bata.
La entrada a la universidad, como un umbral sagrado hacia el aprendizaje y el crecimiento personal, ha sido convertida en un estancamiento de malos olores y decadencia. Es una metáfora de los efectos nocivos que esta falta de cuidado puede tener en nuestra comunidad estudiantil.
«Los estudiantes se ven afectados por el hecho de la basura, dudamos de quien realmente haya sido el causante, ahora entra otro tema de que, el dueño del terreno también es responsable», aseguró Leonardo Alvia, estudiante de medicina quien afirmaba con su cabeza.