Por, Ángel Rodolfo Macías Cantos
Baches, desniveles, y agujeros son los atuendos con los que se visten las calles más transitadas de la ciudad verde y blanco. Sus transeúntes anhelan el día en que la capital de los manabitas sea hermosa en tu totalidad, y es que aseguran que algunas autoridades sólo la maquillan de vez en cuando.
En el fluir constante de la ciudad, los habitantes avanzan como hojas llevadas por la brisa. Algunos siguen el rumbo de costumbre, mientras que otros como Anahí Cedeño, están anclados en su paso por la agitada Avenida Reales Tamarindos. Aquellos que avanzan con lentitud lo hacen como si estuvieran inmersos en una danza pausada, luchando contra un escenario lleno de obstáculos.
“Los ciudadanos caminamos lento porque en muchas de las acercas existen desniveles, baches y agujeros que pueden atentar en contra de nuestra seguridad. La ciudad, con sus desafíos, a veces parece ser un laberinto con trampas”, detalló Cedeño, quien es oriunda de Guayaquil, pero que ya lleva un par de años viviendo en Portoviejo.
Por su parte, Luis Adrián, quien transita diariamente por la Avenida Universitaria, destacó que la presencia de la Universidad Técnica de Manabí contribuye a que la zona sea muy dinámica y, por ende, las personas tienen un caminar apresurado, ya que muchos de ellos pertenecen al cuerpo de la U.T.M.
“Muchos ciudadanos deben saber mantener la calma cuando caminan por avenidas transitadas como esta, ya que pueden causar grandes accidentes por ir de prisa”, agregó el ciudadano cuando se encontraba camino a su hogar.
Así, este escenario resulta importante para la movilidad, sin embargo la falta de atención al cuidado de la misma es como una sombra que persiste, dificultando el caminar de las personas.