Por: Kerly Cevallos Pico
Cuando la claridad matutina comienza asomarse, los habitantes del cantón Jaramijó, dedicados a la pesca, agarran rumbo hacia el mar como cazadores en busca sus nuevas presas y asi poder llevar el sustento a cada uno de sus hogares.
Martha Pérez, ayudante de pesca, con sus manos empapadas y su ropa media mojada confesó que ella trabaja porque es el único sustento de su hogar, su esposo falleció de manera inesperada y fue como un balde de agua fría que le cayó, pero le toco levantarse con un ave fénix por su familia y trabajar para ellos, a pesar de que en ocasiones solo obtiene unos cuantos dólares.
“Es un trabajo difícil, donde se debe tener fuerzas para soportarlo y hacerlo, he pasado momentos duros en mi vida, pero por la familia uno se levanta para llevar el pan de cada día, este trabajo en días es bueno en otros es pésimo”, aseveró Pérez cuando se encontraba recogiendo parte de la pesca de la mañana en una maya.
Byron Castillo, turista, admitió que respeta el trabajo que realizan los pescadores, es un trabajo arduo y es admirable que las mujeres lo hagan, son tan fuertes como un roble, además le gusta comprar el pescado de la mañana.
“Admiro el trabajo que realiza cada uno de ellos, tanto hombres como mujeres, me gusta venir a comprar el pescado de la mañana porque es fresco, ya sale de la lancha para la casa entonces uno sabe la calidad de pescado que compra”, enfatizó Castillo cuando se encontraba llegando el sitio mientras ya observaba la pesca que tenían afuera.