Por: Kerly Cevallos Pico
Después de un larga noche llena de música en la comunidad Peminche del cantón Santa Ana, la calle se transformó en un escenario de basura siendo como espejo que refleja la euforia de la noche, provocando asi la preocupación por la falta de responsabilidad por cuidar el entorno incluso después de que la música se haya desvanecido.
Robert Mendoza, morador del sitio, enfatizó que a las personas le faltan el respeto al entorno cada vez que se termina un baile haciendo que se convierta en un mar de basura, como confeti las servilletas bailan al ritmo del viento mientras las botellas se amontonan como montañas, es un desconcierto como la basura se convierte en testigo silencioso del desenfreno de las fiestas.
“Si es preocupante que cada vez que hay una fiesta las personas salgan y dejen toda la basura botada en la calle, cuando deberían dejarla en el lugar de la basura, es una parte que afecta mucho a nuestro entorno porque las personas no cuidan, no se imaginan del daño que le hacen a la tierra”, aseguró Mendoza cuando se encontraba barriendo un poco de la tanta basura que quedo.
Preservar y cuidar el entorno es una manera de demostrar el respeto a la tierra donde cada uno habita, los bailes se disfrutan y se viven con alegría, pero después de la diversión la basura comienza a navegar entre el viento como un barco sin horizonte y todo debido a las malas acciones de los seres humanos.