Por, Coraima Alvia Flores
En el pintoresco barrio San Rafael de la ciudad de Manta, el sistema de drenaje pluvial está atrapado en una maraña de desechos. Esta problemática no solo empaña la belleza del lugar, sino que también obstruye la funcionalidad del desagüe de agua.
En este escenario, se vislumbraban fundas de variados colores, plásticos dispersos, restos de comidas y una única pelota roja, cual corazón olvidado de la comunidad, quedó atrapada en este sombrío paisaje de desolación.
Los vecinos han expresado su inquietud, ya que el fenómeno del Niño está a la vuelta de la esquina y esto agrava aún más la situación y pone en riesgo sus hogares. Mariana Tejena, moradora del sector, quien se hallaba saliendo de su casa, afirma que cuando se cae el cielo, las calles se transforman en ríos. “Aquí cuando llueve nos inundamos con facilidad, no estoy segura de si es porque estamos en una zona baja, además de vivir en un callejón que no cuenta con pavimento, solo tierra, o tal vez sea debido a que las alcantarillas están obstruidas por la basura”, cuestionó Tejena, mientras señalaba el sistema de drenaje.
Por su parte, don Fabián Mera, quien tiene una tienda al frente de esta situación, aseguró que no sólo esto es causado por lo mismo habitantes, sino por aquellos que desfilan por este camino. “Además de que los vecinos sean los actores principales, también las personas que pasan se suman a ensuciar este sombrío escenario”, confesó Mera.
A su vez, añadió que si los moradores desean tener un mejor calidad de vida, deberían tomar conciencia y realizar actividades para mantener el cuidado del sistema de drenaje. “Los seres humanos somos doble cara, porque decimos que nos preocupa el medio ambiente y sin embargo, no actuamos como se debe. Solo esperamos a que alguien venga y arregle el problema que uno mismo crea”, admitió Mera, con un tono de voz sereno.
En este tranquilo rincón de Manta, la comunidad de San Rafael se enfrenta a la acumulación de basura en su sistema de drenaje, una lucha por resguardar sus hogares de las inclemencias del tiempo. Así, como una ola de cambio, se espera que todos los moradores se unan para mantener el barrio limpio y seguro, convirtiendo su entorno en un lugar de orgullo y prosperidad para todos.