Por: Melissa Rodríguez
En una soleada mañana del miércoles 8 de noviembre, en el corazón de la parroquia La Pila, perteneciente al cantón de Montecristi, Ecuador, un inusual suceso tuvo lugar. Un camión porta coches de dos plantas, que transitaba por la vía que conduce a Guayaquil, se convirtió en protagonista de un incidente inesperado. En un giro infortunado del destino, este vehículo pesado se enredó en el cableado de luz de un poste, provocando su inminente caída.
La escena fue digna de una comparación, como si el camino de la vida se hubiera torcido en ese instante, llevando al camión a un conflicto con las cuerdas del destino. Este incidente trasciende la mera casualidad, ya que, en ese preciso momento, el trayecto de muchas personas se vio afectado por la interrupción de la electricidad. El poste de luz, testigo mudo de innumerables historias, cayó al suelo, dejando más de nueve casas sumidas en la oscuridad.
Fuentes cercanas a la situación indican que la reacción de los afectados fue inmediata. La rabia y el desconcierto se apoderaron de los moradores de La Pila, quienes se vieron forzados a tomar medidas drásticas. Un grupo de vecinos, liderados por dos residentes afectados, acorraló al conductor del camión, exigiendo que tomara responsabilidad por su involuntario acto. La metáfora cobra vida en este momento, ya que la retención del chofer se convierte en el anhelo de arreglar el desorden causado por la empresa de Cnel.
Uno de los afectados indicó que, «fue como si el día se volviera noche de repente, y nuestra comunidad se sumió en la penumbra. No tuvimos más remedio que retener al chofer. Necesitábamos que se hiciera responsable y solicitara la reparación a la empresa de Cnel. Fue un acto de desesperación», reveló Cristian Quijije, mientras observaba el poste en el suelo.
Luis Pilozo afirmó que, “este incidente nos recuerda lo vulnerables que somos ante los accidentes de la vida. Un simple giro equivocado puede afectar a toda una comunidad. Pero también demuestra la fuerza y la unidad de nuestra gente. Nos negamos a quedarnos en la oscuridad sin luchar por una solución», indicó haciendo alusión a que la perspectiva arroja luz sobre la capacidad de resiliencia de la comunidad de La Pila, que, ante la adversidad, se mantuvo unida en busca de una solución.
Los afectados, inspirados por la necesidad de recuperar la luz, se unieron en busca de una solución. Este episodio sirve como recordatorio de la fragilidad y la fortaleza que caracterizan la condición humana, demostrando que, incluso en medio de la oscuridad, la comunidad puede encontrar la luz.