Por: Ginyer Véliz
En el barrio Primero de Enero, ubicado en el sector 10 de agosto, la escasez de agua potable se ha convertido en una cruel realidad que afecta a sus habitantes. Como si de un desierto abrazador se tratase, cada gota de agua es un tesoro preciado para los residentes del sector.
Ante esta situación, los residentes del barrio han tenido que buscar alternativas para suplir sus necesidades básicas, lo cual representa un gasto considerable para familias de escasos recursos.
Jimmy Pillasagua, reconoció que algunos vecinos se ven obligados a comprar bidones de agua debido a la escasez de agua potable. «No solo los vecinos recurren a esta opción, yo también tengo que hacer lo mismo para que mi esposa pueda cocinar con agua segura y así evitar posibles enfermedades», reveló el presidente barrial.
Además, la falta de agua potable también tiene un impacto directo en la calidad de vida de los residentes. Las tareas cotidianas se vuelven un desafío constante: cocinar, lavar ropa o mantener una higiene adecuada se convierten en actividades complicadas y agotadoras.
“Las autoridades locales parecen estar ignorando esta situación desesperada, invirtiendo en cosas que no son prioritarias para todo el cantón, tengo familia en algunos barrios de Manta y se quejan de las mismas circunstancias, es necesario que busquen soluciones, ya que no se puede vivir adecuadamente ante esta situación”, describió Ruth Murillo.