Por: Frederic Caicedo
En el corazón bullicioso del Mercado Central de Manta, el patio de comidas se ha convertido en el epicentro de un banquete diario, donde las historias de los comensales se mezclan con el aroma de la diversidad culinaria. Este rincón gastronómico no solo es un deleite para los sentidos, sino también, un crisol de experiencias que agita el espíritu económico de la ciudad.
Desde que el sol pinta el cielo hasta las 17h00, el patio de comidas se viste con la vitalidad de la cotidianidad. Los aromas de ceviches frescos, empanadas doradas y platos típicos inundan el ambiente, seduciendo a los locales y visitantes por igual. El movimiento constante de personas crea un flujo de energía que va más allá de lo gastronómico, es el palpitar económico que incentiva los corazones mantenses.
«Este patio de comidas es como un libro de cocina viviente. Cada persona que viene a probar nuestras delicias queda encantada, creando una fidelidad diaria hacia nosotros», enfatizó Patricia Cedeño, cocinera del comedor “Tres hermanos”, con una sonrisa de “oreja a oreja”.
Este lugar no es solo comida; es el pulso de la ciudad. Aquí se forjan amistades, se conocen historias y personalidades. “Vengo siempre a comer aquí al mercado, porque me queda cerca del trabajo, he conocido muchas personas, y el ambiente siempre es agradable”, reveló Rene Castro, visitante, mientras saboreaba un plato de sopa.