Por: Adriana Cartagena
Entrar a la playa “El Murciélago” en la ciudad de Manta, es endulzar el oído con las notas musicales que suenan desde su parlante, don Alfonso Macías, un hombre de ochenta y siete años, se ha dedicado a cantar al ritmo del intenso sol por más de treinta y cinco años. Los turistas y las majestuosas olas lo acompañan en su día a día.
Un hombre que refleja mucho orgullo al contar que por el centenario de Manta realizó una canción la cual escribió con la ayuda de su hijo, y que ahora se encuentra en las plataformas digitales habiendo sida aprobada por Agustín Intriago, ex alcalde de Manta. “Me siento en casa cuando llego al malecón escénico y me preparo para sentarme en esa típica esquina para empezar hacer magia con mi voz”, reveló Macías, denotando entusiasmo en su rostro.
Con su cabellera blanca como la nieve y su barba plateada se lo encuentra inclinado sobre su compañero de trabajo, su parlante, mientras desgrana canciones con su voz rasgada en aquella esquina, ni el tiempo lo ha podido mover, dice sentirse muy orgulloso de que esta tierra lo haya acogido con tanto cariño, y que se acerquen no solo a darle una ayuda monetaria, sino, también a tomarse fotos con él y expresarle lo maravilloso que es seguirlo viendo en la playa después de tanto tiempo.
El cantante es oriundo de Santa Ana, tiene sus ojos cubiertos con una tela o carnosidad que lo sumerge en un negro azabache, ha segado su visión en su totalidad desde el momento de su nacimiento, por tanto, muy apenado pasa la mano por su cara expresando la tristeza que le da el no haber podido ver nunca el mar y solo tener que conformarse con el sonido de las olas.
“Esto solo da para sobrevivir”, lamentó don Alfonso, cantante, apenado cuando se le pregunta cuánto dinero hace a diario. Lo dice no como una queja, sino como aceptando un destino marcado por la genética, y que a su edad parece que no va a cambiar.
“Me gusta escucharlo cantar, me recuerda las músicas que escuchaba mi abuelo y que ahora continúa escuchando mi padre, cada que vengo a la playa me quedo un par de minutos escuchándolo, y por su puesto le dejo algo para que se compre una botella de agua”, enfatizó Niurka Pinargote, expresando nostalgia por la situación.