Por: Ginyer Véliz
En las bulliciosas calles de la ciudad de Manta, se halla un vendedor ambulante que recorre con su fiel compañera de trabajo por los confines de Manta. Su oficio consiste en ofrecer a los ciudadanos cucharas de madera, pequeñas obras maestras talladas con esmero y dedicación.
Este vendedor es como un árbol errante, cuyas raíces son de Chile. Busca clientes en cada rincón de otras ciudades que no le pertenecen, como un viajero solitario en busca de almas hambrientas de belleza y utilidad.
Al igual que las ramas, estas cucharas están destinadas a encontrar un nuevo hogar donde serán apreciadas y utilizadas. “El señor es como un eco que resuena por las calles mientras anuncia sus creaciones de madera”, aseguró Ana Piloso, dueña de una despensa de cerveza en la avenida Flavio Reyes.
Carla Cedeño, compradora del señor vendedor de las cucharas de madera, detalló que es de admirar las elaboraciones de sus trabajos. En cada momento pasa con una sonrisa en su rostro, siendo una persona residente, de vez en cuando compra las cucharas para que su hija juegue con ellas en su mundo de “la cocinita”, convirtiéndolas en utensilios mágicos que alimentan su imaginación.
La madera utilizada para crear estas cucharas proviene de árboles que han crecido durante años, enfrentando los embates del tiempo y las inclemencias.