Por Deivis Sabando
En la vibrante ciudad de Portoviejo, a lo largo de la pintoresca avenida Uruguay, se encuentra el taller de Samantha Gómez, un rincón donde la creatividad y el arte convergen en cada taza personalizada. En este animado sitio, Samantha ha establecido su emprendimiento, dedicando el espacio a la materialización de sus visiones artísticas en cerámica.
Desde simples diseños hasta complejas obras maestras, esta artesana entrega una atención meticulosa a cada detalle. Con costos que abarcan desde $5 hasta $20, su oferta no solo es un testimonio de su dedicación, sino también una invitación para que la comunidad local lleve consigo un pedazo de arte cotidiano, fusionando el amor por el diseño con la accesibilidad para todos.
“Todo lo que hace es único, esto si vale la pena pagar el costo que sea, pues son detalles que enriquecen al corazón”, estipuló Elías García, estudiante de psicología, mientras analizaba cada trabajo realizado en las tazas.
“No me esperaba menos de ella, plasmó exactamente lo que yo quería, ahora tendré el recuerdo de mi amada perra Kira todas las mañanas al beber mi café”, aseveró Julia Álava, madre de familia, mientras admiraba la taza personalizada con la imagen de su mascota.