Por, Nicole Ruiz
Después de cumplir sus labores, ya sea llenando informes, limpiando vidrios o asistiendo a clases y otras actividades, numerosos ciudadanos acuden a los establecimientos de comida de «Don Miguel», ubicado en el parque central de la ciudad de Manta.
Con la brocha pasando de un lado a otro, son los colores y olores que direcciona a la carreta de los chuzos de “Don Miguel”. Se los conoce por su sabor y valor particular, con una presentación donde lo acompaña con ensalada y una porción de “platatinos fritos” el precio de cada chuzo es de un dólar, ya tiene tres años trabajando en una esquina del parque central.
Miguel Solórzano, de 35 años de nacionalidad venezolana, añadió que, “me suelen decir por qué lo vendo tan baratos, pero la verdad es que lo hago por apoyar a los jóvenes o a mis hermanos venezolanos”
Según la ONU, son casi un millón de emigrantes venezolanos que están en el país, y muchos de ellos no cuentan con un trabajo estable, puesto que deben buscar la forma de salir adelante vendiendo caramelos, limpiando vidrios, o incluso implementando un puesto de comida rápida, así fue cómo surgió la idea de Don Miguel, vendiendo chuzos, de pollo, carne o mixto, con un precio accesible ayuda a que cualquier persona pueda alimentarse.
Por otro lado, Roció Holguín, ciudadana del sector, describió que, “el sabor de estos chuzos es diferente y aparte son bastante económicos, puesto a que se nos viene bien después de salir de la oficina, acceder a uno”. Holguín, mientras iba con su carpeta llena de documentos, se tomó una pausa para disfrutar de este bocadillo.