Por: Mauricio Mendoza
En un mercado de tendencias tan volátiles como un rayo que cae en la ciudad, un modesto local de ropa en el CC1 del cantón Portoviejo se abre paso en medio de la vorágine de la competencia desafiando las corrientes cambiantes con valentía y determinación.
La dueña del local CC1 es Betty Mera Loor, una artista de la moda, que ofrece una variedad de prendas femeninas acompañada de una atención personalizada, cada prenda que tiene en su tienda es un lienzo en blanco que pinta con los pinceles de la creatividad y el buen gusto.
“Las clientas que se acercan a este rincón de la moda son como exploradoras en busca de tesoros ocultos. Cada prenda es un enigma por resolver, una historia que contar. Como arqueólogas desenterrando vestigios del pasado, buscan entre las perchas y estantes, esperando encontrar la pieza que las haga sentir únicas y especiales”, detalló Betty Mera Loor administradora y propietaria mientras organizaba las perchas de su boutique.
La clienta Gloria Mendoza, enunció, “este local de ropa femenina es un rincón de sueños, donde los vestidos y blusas cuelgan como deseos suspendidos en el aire. Como una constelación fugaz, las prendas brillan con destellos de estilo y elegancia, guiando a las compradoras en su búsqueda de identidad y belleza”.
Aunque este local de ropa pueda parecer pequeño y frágil, es una flor silvestre que crece en medio de un campo de hierba alta, este lugar demuestra que la autenticidad y la pasión pueden florecer incluso en el terreno más adverso. Es un recordatorio de que la moda no es solo una industria para las grandes empresas, sino para muchos que quisieran tener independencia financiera en estos tiempos turbulentos que atraviesa el país.