Por: Kerly Cevallos Pico
En el día de los difuntos, el comercio de las flores se convierte en un puente entre dos mundos, como el delicado pétalo que une la tierra y el cielo, es por lo que en el cantón Santa Ana es vidente observar gran cantidad de negocios de flores en el largo sendero que conduce a la casa eterna.
Santa Mera, comerciante de flores, narró que lleva años que es parte del comercio de flores para el día de los difuntos, el flujo de personas es constante en estas fechas, que buscan flores para adornar con vida y color el lugar donde reposan los relatos de vida que alguna vez fueron tan vibrantes.
“Cada vez por estas fechas pongo mi negocio de flores, el comercio es muy bueno porque la mayoría de las personas pasan comprando sus ramos de flores para llevar al cementerio, a veces las ventas son buenas como pueden ser también malas, todo depende del trato que le damos a las flores porque eso está a la vista y las personas se dan cuenta”, aseveró Mera cuando se encontraba parada mientras decoraba un pequeño ramo de flores.
El comercio de flores es el reflejo de la vida misma, efímera y hermosa, como una flor que se abre en el amanecer y se marchita al atardecer, pero a través de aquellas flores se encuentra el consuelo y conexión con los que han pasado el umbral de lo desconocido.