Por: Ángel Rodolfo Macías Cantos
La gastronomía manabita se erige como un auténtico emporio de deleites culinarios, desplegando una variada paleta de menús y especialidades que capturan la esencia de esta rica tradición culinaria. Entre los ingredientes emblemáticos que distinguen esta experiencia culinaria única, el plátano y el maní se erigen como protagonistas, elevando cada plato a la categoría de obra maestra de delicias.
Esta tradición culinaria manabita, reconocida por sus auténticas joyas gastronómicas, se exhibe a través de delicias como el caldo de gallina criolla, el seco de pollo, los bolones, los corviches, los bollos, la salprieta y la inconfundible ‘Tonga’, entre otros manjares irresistibles.
En Santa Ana, María Muñoz, con más de dos décadas dedicadas a la cocina manabita, se erige como una maestra culinaria especializada en la elaboración de la ‘Tonga’, un plato exquisito que ha alcanzado gran demanda tanto dentro como fuera de la provincia. «Diariamente preparo entre 500 y 800, y en días festivos puedo llegar entre 2,000 y 3,000 tongas», admitió Muñoz, destacando la popularidad de su creación gastronómica.
Sandra Vera, residente de 38 años, resaltó el papel crucial del plátano como protagonista en las comidas de la provincia, considerándolo esencial en cualquier momento del día. “En ocasiones, la ausencia del plátano en mi hogar crea una sensación de vacío. Nos hemos acostumbrado tanto a acompañar nuestras comidas con un verde alado”, señaló Vera, revelando la arraigada conexión emocional con este ingrediente en la mesa manabita.
Este apasionante universo culinario, donde las tradiciones locales encuentran su expresión más deliciosa, resalta la diversidad de sabores y la maestría de quienes, como María Muñoz y Sandra Vera, continúan llevando el legado culinario manabita a nuevas alturas, convirtiéndolo en un deleite inigualable para los sentidos.





