Por : Angie Intriago
En Santa Ana, en el fresco y transcurrido camino a las Guaijas, se encuentra Albina Anchundia, una emprendedora de 78 años, cuya viveza por salir adelante la hacen admirable para quienes la han visto levantarse con el primer cantar de los pájaros, su determinación en tan firme como las raíces de un árbol.
“Doña Albina” como la conocen de cariño lleva años vendiendo plátano al entrar de la Guaijas, decidió convertir de la carretera su propio lienzo en emprendimiento, Susana Delgado define la atención de Albina como un tierno retrato. “El primer día pase con mi familia con miras de ir al río, vimos a lo lejos la venta de verde, queso y leche fresca, paramos con mi esposo y nos recibió Albina con una gran sonrisa, desde entonces siempre que viajamos le compramos y siempre nos da un poco demás para llevar”, narró Delgado mientras guardaba las fundas de plátano en el maletero.
Su negocio es el sustento de su hogar, ya que con ese dinero compra fundas para el siguiente día, comprar fundas o botellas para la venta de su nueva implementación de emprendimiento, el queso y leche que produce durante semanas, para sacar a la venta.
“Somos vecinas hace poco, pero Albina es alguien de admirar, los sábados son los días que más trabaja, vende 4 o 5 racimos enteros, los cuales yo le entrego hasta que ella regrese de la carretera”, acotó Josefa Medina vecina de Albina, quien le ayuda los sábados y domingos.
La historia de esta emprendedora inspira a muchas personas surgiendo como un viento fresco durante un día sofocante, la sutileza de atender y regalar una sonrisa es lo que ha hecho que más de un viajero frene a comprarle. Albina es el claro ejemplo que la determinación y la pasión pueden prosperar incluso en los lugares más inesperados.