La vía de circunvalación de Manta, como un río atascado en su cauce, se convierte en un sombrío escenario donde los conductores navegan con miedo. Cada día, como un triste poema de tragedia, se desgranan innumerables accidentes que dejan un reguero de lágrimas y despojos materiales en su estela.
En una entrevista con un supervisor de la Policía de Tránsito, Bosco Cantos, revela que los accidentes en la vía de circunvalación de Manta son bastante frecuentes. El oficial destaca que la velocidad excesiva, la imprudencia al volante y la falta de educación vial son las principales causas de estos incidentes. Además, menciona la necesidad de una mayor presencia policial para disuadir comportamientos peligrosos y garantizar el cumplimiento de las normas de tráfico.
Los residentes locales también expresan su preocupación por la seguridad en la vía de circunvalación de Manta. Elena Rumipamba, vecina de la zona, destaca que la falta de iluminación nocturna en ciertos tramos de la carretera dificulta la visibilidad y aumenta el riesgo de accidentes. Además, se menciona la necesidad de mejoras en los cruces y la construcción de puentes peatonales para garantizar la seguridad de los transeúntes.
La vía de circunvalación de Manta, atrapada en un torbellino de problemas, se erige como un campo minado donde cada viaje es una apuesta con el destino. La tragedia diaria, forjada en la fragua de la congestión, el abandono, la temeridad y la oscuridad, se alza como un fantasma que atormenta a residentes y autoridades por igual. La educación vial, como una antorcha en la oscuridad, se convierte en una necesidad imperante, mientras la presencia policial debe ser como un guardián celoso que protege a los viajeros. Solo a través de estas medidas y la reconstrucción de esta vía como un faro de seguridad, podremos asegurar el bienestar de quienes la transitan.