Por, Marelyn Mendieta Zambrano
En el tranquilo y pintoresco barrio de San Agustín, cerca de la escuela del mismo nombre, una alcantarilla deteriorada está suscitando inquietud entre los residentes y padres de familia, quienes han manifestado su creciente preocupación ante la situación.
La alcantarilla, que canaliza el agua de lluvia lejos de la carretera principal, muestra evidentes signos de deterioro, con una estructura descuidada y desgastada. Los pliegues y grietas en el cemento son evidentes, y en días lluviosos, el agua y los desperdicios se acumulan alrededor de la alcantarilla, creando charcos y riesgo de inundación en el área circundante.
«Es una situación que no podemos ignorar», aseveró María González, residente del barrio. «Con tantos niños que pasan por aquí todos los días, es una cuestión de seguridad. No queremos esperar hasta que ocurra un accidente para tomar medidas», añadió González mientras observaba la alcantarilla en llenándose de basura.
Los padres de los estudiantes de la escuela San Agustín también han expresado su ansiedad ante la situación. «Cada vez que mi hijo camina hacia la escuela, tengo miedo de que algo pueda colapsar», infirió Juan Pérez, padre de familia. «Es un peligro que está ahí, a la vista de todos. Necesitamos que se haga algo al respecto», admitió Pérez con una mirada decepcionante.
Mientras tanto, la comunidad se ha unido en un esfuerzo por crear conciencia sobre la situación y presionar por una pronta resolución. Organizando reuniones comunitarias para discutir estrategias para abordar el problema y garantizar la seguridad de la población.
La alcantarilla deteriorada en el barrio San Agustín es un recordatorio palpable de la importancia de la infraestructura en la vida diaria de una comunidad. El llamado a la acción es claro, esperando una pronta mejoría ante esta problemática.