Por: Jean Carlos Pinoargote Loor
Las calles de la vía Santa Ana son los restos de lo que alguna vez fue una autopista de primera, como si una vía pavimentada se hubiera transformado en una pista de 4×4, desafiando a los conductores al llegar a su destino sorteando los «cráteres de la vía».
Huecos, zanjas y partes en las que ya no queda asfalto, empañan la belleza de este pueblo verde. Ell sonido de las aves forma un canto que embellece la experiencia de estar detenido en estas carreteras llenas de historia montubia que conectan la ciudad con las zonas rurales.
Edilberto Loor, ciudadano que vivió durante años en el Campo de Santa, expresó con evidente disgusto, «en el tiempo cuando el expresidente Rafael Correa estaba en el poder, estas carreteras estaban en perfecto estado. Se mantenían así a pesar de que el invierno siempre ha sido fuerte en esta zona. Siempre se reconstruían. Pero, como todo tiene su final, el período del presidente llegó a su fin, y con ello, la preocupación por mantener estas vías».
Por otro lado, María Sánchez, residente del área afectada, admitió su preocupación en relación a las condiciones de la vía. «No solo es un problema para los conductores, sino también para los peatones y ciclistas. La seguridad se ve comprometida debido a los peligrosos obstáculos en el camino. Es vital que las autoridades tomen medidas para restaurar estas carreteras y preservar nuestra seguridad y patrimonio», aseguró.
En medio de los desafíos y obstáculos en las calles de la vía Santa Ana, la comunidad se mantiene firme en su determinación de recuperar lo que alguna vez fue un orgulloso camino. Como un fénix emergiendo de las cenizas, este llamado a la acción se erige como una oportunidad para sanar las heridas del pasado y trazar un futuro más seguro y próspero.