Por Danna Macias
En la ciudad de Manta cada vez son más las personas que se suben a los autobuses para pedir dinero a los pasajeros. Esta práctica ha generado opiniones divididas a las personas que viajan dentro del transporte público, en la que algunos expresan su malestar y otros un estado de conmoción.
Muchas de las personas que realizan esta acción alegan estar desempleados, tener problemas de salud o padecer de una situación complicada. La mayoría de ellos muestran algún tipo de evidencia o relato de su situación personal, con la esperanza de conmover o despertar empatía a los pasajeros y de esta manera obtener una contribución económica.
Transeúntes comentan sobre esta realidad que se vive diariamente. Camilo Navarrete, pasajero, señala que por un lado es comprensible que existan individuos que realicen esta práctica, debido que la situación laboral y económica del país no es del todo óptima y necesitan llevar el pan de cada día a sus hogares.
“En cierta parte es incómodo este tipo de situaciones, puesto que uno se queda con la duda de si la persona que se encuentra pidiendo dinero está contando la realidad de su vida o simplemente es una mentira disfrazada para obtener dinero”, indicó Rosa Cedeño, pasajera del autobús.
Las personas que se dedican a pedir dinero en el transporte público son de diversos perfiles, desde jóvenes hasta adultos mayores. En ciertas líneas de buses se han establecido regulaciones más estrictas sobre esta práctica prohibiendo el ingreso a estas personas.