Por: Nataly Estefanía Alvarez Bailón.
Los olores nauseabundos y las nubes de mosquitos parecen no dar tregua. Estás dos realidades son con las que tienen que convivir los habitantes del barrio Miraflores de la cuidad de Manta.
Desde que el sol se oculta, los moradores se ven forzados a tomar precauciones extremas para protegerse de las picaduras de los mosquitos, como una plaga persistente, acosan la zona. Pantalones largos y camisetas de manga larga se han convertido en la indumentaria obligatoria al caer la tarde.
América Loor, quien reside en las linderas del río Burro, comparte su descontento, «Hemos tenido que tomar nuestras propias medidas de seguridad para sobrevivir aquí, los mosquitos son insoportables y parece que las autoridades se han olvidado de que nosotros existimos».
Para Johana Bailón, está problemática es un mal de nunca acabar, debido a que la alcaldía actual no se ha preocupado por la limpieza del cauce, enfatiza que la maleza que existe dentro del río burro es la cuna de estos insectos, “el monte dentro del cauce ya mismo pasa la baranda que lo detiene, en años anteriores se realiza el desmote en este sector, pero hoy en día ya no” aseguró.
Este caudal en el que, en años anteriores resaltaban sus cristalinas aguas y su vegetación, hoy solo es la sombra de la mano destructiva del hombre. Las conexiones clandestinas de aguas residuales y el tratamiento vetusto que se le da a las mismas en la planta de oxidación son la consecuencia del alto grado de contaminación en el sector.
Guido Quijije presidente barrial afirma que se han realizado reuniones con las autoridades locales, pero al parecer sus múltiples quejas y denuncias no han servido de nada, sienten que sus llamados han caído en oídos sordos. Además, acotó que se sienten atemorizados por la presencia del dengue ya que se han registrado varios casos en el lugar.
En medio de los desafíos que enfrentan, los residentes de Miraflores demuestran ese optimismo y esperanza al cambio. Esperan que sus esfuerzos por visibilizar su situación y su llamado a la acción finalmente conduzcan a un cambio positivo en su entorno, donde los olores nauseabundos y las picaduras de mosquitos dejen de ser parte de su vida diaria.