Por: Antonella Alava
Aunque Halloween no es tradicional en Ecuador, la noche antes de este evento, cientos de entusiastas, ataviados con disfraces, se embarcan en una «rodada», una tradición que, a pesar de no ser propia, ha cobrado fuerza en la ciudad. Esta peculiar procesión nocturna, no como una fiesta de brujas, sino como una noche de camaradería y diversión, se ha convertido en un atractivo especial para los bolivarenses.
La actividad, que se ha transformado en un ritual anual para la juventud local, ve a motociclistas de todas las edades unirse a la rodada. Los «jóvenes sobre ruedas» toman las calles de la ciudad, caracterizados como sus personajes favoritos, seres mitológicos y temáticas de películas, inundando la noche con una amalgama de colores, risas y entusiasmo.
Marcos Pianda un ciudadano de calceta que circulaba en la rodada contó que, «es increíble ver cómo esta tradición ha sido adoptada por nuestra comunidad. A pesar de no ser una festividad local, el espíritu festivo y la creatividad con la que la juventud se entrega a esta rodada son emocionantes, es una muestra de la diversidad cultural y la apertura que hemos adoptado en nuestra ciudad», aseveró
Andrés Intriago joven entusiasmado puntualizó que, “la rodada de disfraces es un evento único. Nos permite compartir, reír y disfrutar de una noche especial con amigos y vecinos, aunque no es parte de nuestra cultura tradicional, ha agregado un toque de diversión y unión entre la comunidad, es emocionante ver cómo adaptamos estas festividades y las convertimos en algo nuestro».
A pesar de no ser una tradición arraigada en la cultura local, la rodada de disfraces se ha convertido en un evento que reúne a la juventud bolivarense, marcando una noche de alegría, diversión y comunidad. Esta singularidad refleja la apertura cultural y la voluntad de adaptación de las costumbres, proporcionando un espacio para la creatividad y el entretenimiento que se ha arraigado en el corazón de la ciudad.