Por: Ana Mirian Santana Murillo
Hace dos meses, la espera de muchos residentes de Olmedo, Portoviejo y Manta encontró respuesta con la implementación de un novedoso autobús cantonal directo desde Poza Honda. Un anhelo cumplido para quienes abogaban por un trayecto sin los inconvenientes de los tediosos trasbordos.
Sin embargo, detrás de esta aparente solución, se desata un dilema de percepciones. Mientras algunos celebran la nueva ruta como un viaje fabuloso, otros le descubren un sabor amargo. Jenny Gómez exclama con molestia su desencanto, destacando la brecha entre la idea de un viaje placentero y la realidad de un trayecto inesperadamente incómodo.
Los transportistas, por su parte, permiten que los viajes se tornen más extenuantes, Manolo Montes, chófer, reconoce la dificultad de esto. “Entendemos las molestias de los pasajeros, pero nosotros también tenemos necesidades y nos cansamos ante estos trayectos más desafiantes”. Así, se revela un conflicto entre las expectativas de comodidad y las limitaciones de quienes conducen.
En este vaivén de opiniones, la incertidumbre persiste. Muchos guardan mejoras en el servicio, mientras que otros resisten abandonar sus rutas habituales. La movilidad cantonal se convierte así en un escenario donde las expectativas chocan con la realidad, dejando a los usuarios en un dilema entre la comodidad deseada y la complejidad inherente a los cambios.