Por, Jacinta García Cevallos
El Aguacatal, en la parroquia Campozano del cantón Paján, se convirtió una vez más en el epicentro de la emoción y la cultura, gracias a la celebración de su tradicional carrera de caballos. Este evento se llevó acabo el sábado 21 de octubre, año tras año reúne a lugareños y visitantes en una muestra de destreza, pasión y respeto por la herencia cultural de la región.

El sol brillaba alto en el cielo manabita, mientras los jinetes y sus valientes corceles se alineaban en la línea de partida de El Aguacatal. El ruido de los cascos resonaba como un eco ancestral en los corazones de los presentes, pero esta carrera de caballos era más que una simple competición; era un tributo a la rica historia de la localidad y a la conexión innegable entre el hombre y la naturaleza.
Manuel Gómez, uno de los competidores destacados aseguró que esta carrera de caballos es una tradición que mantienen con gran respeto. “Más que una competición, es una forma de preservar la cultura y las costumbres de nuestro amado Pajan. Cada vez que montamos a nuestros caballos, honramos a nuestros antepasados y fortalecemos los lazos de comunidad que nos unen”, aseveró con firmeza en su voz.
El jinete Manuel llega victorioso a la meta, desbordando pasión y determinación.
Mientras la multitud se congregaba alrededor de la pista, la emoción era palpable. Entre los espectadores más apasionados se destacaba Lucia Gonzales, una residente local, cuyo entusiasmo era imposible de ocultar, ya que elevaba su voz con gritos que resonaban como truenos a través de la vasta extensión de El Aguacatal, con un rostro que reflejaba una mezcla de emoción y alegría, mientras su corazón latía al ritmo de los cascos galopantes.
Por su parte, María Pérez, otra devota de la carrera, emocionaba a todos con su fervor inquebrantable, ya que cada vez que los corceles cruzaban la línea de meta, desataba su pasión desenfrenada, como si sus vívidos aplausos y vítores fueran el viento que impulsaba a los caballos hacia la victoria.
Esta carrera de caballos no es solo una competición, es una celebración de la unidad, donde la pasión y la emoción se entrelazan con la rica cultura de Paján, asegurando así, que la tradición continúe fortaleciendo los lazos entre la comunidad, preservando el patrimonio para las generaciones futuras.