Por: Alanys Patiño Álvarez.
En el epicentro del cantón Jaramijó, Pablo Bailón, guardián de tierras ganaderas ahora ocupadas por la Base Naval, se ve confrontado por el nuevo Comandante Germanio Granja, que por su cargo impide la entrada de Bailón. Esta prohibición niega alimentar a los animales, colocando en peligro sus vidas en los pastizales que alguna vez fueron su hogar.
“Pablito” es un veterinario de profesión que tiene días sin acceder a “El Tambillo”, ubicado dentro de la Base Naval, sitio donde alimentaba a sus animales como hace más de tres décadas.
Entre los rayos del sol y la vegetación del sector, Bailón enfatiza que no alberga resentimientos hacia la instalación militar. Simplemente busca que le concedan la entrada a El Tambillo, “solo quiero alimentar a las vacas y cerdos porque este trabajo me ha dado de comer durante 60 años”.
Por otro lado, Lady Chávez, amiga del veterinario, puntualizó que a pesar de que estas tierras fueron convertidas en un recinto militar, hasta la fecha, el Estado no lo ha compensado por la militarización de sus terrenos, “no entiendo, antes los comandantes brindaron facilidad en su trabajo, sin prohibiciones o normas, pero ahora ni alimentar a las vacas dejan”.