Por: Alejandra Pinargote
En la ciudad de Manta, la calle 15 se ha convertido en un escenario que refleja un malestar palpable en los corazones de los ciudadanos. El detonante de esta situación no es un fenómeno natural ni un evento inesperado, sino un gesto cotidiano: sacar la basura antes de tiempo.
“Es molestoso ver como los perros andan en la basura, es algo desagradable por eso se les pide de favor a los vecinos que saquen sus basuras a tiempo, para así evitar inconvenientes “, añadió Héctor Pincay con una mirada que denota enojo.
«Estamos generando un malestar en nuestro entorno que podría evitarse si respetáramos los horarios establecidos», puntualizó Gema Domo moradora de la calle 15.
La basura es un eco de nuestra sociedad, un reflejo de nuestras acciones y, en cierto sentido, un símbolo de nuestras responsabilidades compartidas. Forzar su salida antes de tiempo, sin seguir el calendario establecido para su recolección, es como intentar adelantar los relojes del destino.
Este acto, en apariencia trivial, genera malestar y desorden en la comunidad, desviando la atención de otras cuestiones más apremiantes. En lugar de permitir que la basura siga su curso normal, nos vemos atrapados en un ciclo de insatisfacción y caos, como si hubiéramos abierto una puerta a un problema innecesario.
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