Por: Frederic Caicedo
En el corazón de la majestuosa belleza natural de Chone, emerge como un tesoro escondido el río Garrapata, serpenteando con la elegancia de una melancolía líquida a lo largo del paisaje. Su travesía culmina en un espectáculo impresionante en el humedal de la Segua: una cascada natural que no solo deslumbra con su imponencia, sino que también se erige como el motor económico de esta región.
«Garrapata es como el latido vital de nuestro entorno, un río que fluye con la energía de la misma tierra. La cascada en el humedal de la Segua es su obra maestra, un rugido de la naturaleza que no solo encanta a los visitantes, sino que impulsa nuestra economía local», describió Carla Mendoza, habitante local y defensora apasionada de la conservación del entorno, de una forma poética.
Este rincón paradisíaco ha dejado de ser solo un capricho natural para convertirse en un imán turístico que atrae a viajeros de todas partes. La cascada de la Segua, con su caída majestuosa, ha tejido una red económica en la que participan desde pequeños comerciantes hasta emprendedores locales.
«La cascada es como una fuente inagotable de oportunidades. Cada visitante que se maravilla ante su belleza contribuye al flujo económico de la comunidad, desde la venta de artesanías hasta la oferta de servicios turísticos. Es un círculo virtuoso que beneficia a todos». declaró Andrés Ruiz, propietario de un pequeño negocio cercano, entusiasmado.