Por, Jacinta García Cevallos
En las entrañas del cantón Paján, la Calle 7 de Noviembre emerge como un testamento de los desafíos urbanos que enfrenta la comunidad. A pesar de ser una de las principales arterias de la localidad, su estado actual refleja la cruda realidad de las condiciones de las veredas, con un pavimento desgastado que se convierte en un obstáculo para los transeúntes.
A lo largo de esta vía, la comunidad se ve amenazada por un peligro inminente: cables de electricidad expuestos que serpentean por las fachadas de los edificios. El descuido en el mantenimiento de estas instalaciones eléctricas se ha convertido en una bomba de tiempo, exponiendo a residentes y visitantes a riesgos eléctricos que podrían evitarse con una intervención urgente.
La calle no solo enfrenta riesgos eléctricos, sino también una creciente acumulación de basura. Montañas de desidia se amontonan en las esquinas, creando un paisaje desolador y generando preocupaciones sanitarias para la comunidad. La falta de un sistema eficiente de recolección de residuos agrava la situación, dejando a la calle sumida en una lucha constante contra la contaminación.
Los residentes expresan su preocupación por la deterioración. María Pérez, una habitante del área, afirmó que caminar por ahí se ha vuelto un riesgo constante. “Los cables sueltos y la basura son una combinación peligrosa», aseguró Pérez con preocupación. Juan Rodríguez, añadió que es decepcionante ver cómo una calle tan importante para la comunidad ha sido descuidada de esa manera.
En medio de esta crisis palpable, la comunidad levanta su voz en un llamado apremiante a las autoridades locales, para que intervengan y restauren la dignidad de la Calle 7 de Noviembre. En un coro colectivo, reclaman con urgencia la pronta rehabilitación de las veredas y la gestión precisa de los cables eléctricos, buscando desentrañar el enredo de desafíos que oscurecen el horizonte de esta vital arteria urbana.





