Yo: Luis Enrique Moreira Alarcón
En la sinfonía deportiva del fútbol universitario, la tarde del pasado viernes 10 de noviembre resonó con un vibrante duelo entre la Uleam y la Universidad Técnica de Babahoyo. En el majestuoso escenario del Estadio Universitario de la Uleam, la melodía futbolística se tejió entre cánticos y pasión, rquestando una brillante sinfonía que culminó en un resonante 3-0 a favor de la Alma Mater.
El campo se convirtió en un lienzo donde los jugadores trazaron pinceladas precisas y enérgicas, las huestes estudiantiles, con sus corazones latiendo al ritmo del balón, brindaron un apoyo inquebrantable a sus compañeros en la cancha. Como piezas de un conjunto bien afinado, la armonía entre los jugadores se reflejaba en cada movimiento, cada pase y cada gol, pintando un cuadro de destreza y determinación.
Entre los ecos del partido. Carlos Adrián Vera, con entusiasmo, exclamó, «¡qué partido se tiró la Uleam!”, “ 3 puntos bien ganados por nuestros compañeros que están representándonos», destacó Vera, rodeado de un centenar de estudiantes uleamistas que festejaban el triunfo de su selección y coreaban en un solo tono de voz ¡Uleam, Uleam!.
«Desde la portería tratamos de hacer lo mejor para poder sumar al equipo de nuestra universidad», puntualizó Saúl Viteri arquero de la selección quien con su tono voz recalca su compromiso con el equipo, sumando la fuerza desde cada posición en el campo de juego.
En medio de la encrucijada competitiva, cada relato se convierte en un punto de inflexión, trazando el camino del equipo que, como un pentagrama en constante evolución, entrelaza la pasión, la entrega y la dedicación en cada compás de victoria. Los últimos matices de esta actuación deportiva se vislumbran como el comienzo de una sinfonía más vasta, donde el éxito resuena como el eco de un compromiso conjunto, tallado con esmero en el corazón latente de la comunidad universitaria.