Por: Antonella Alava
Bajo un cielo salpicado de jubilosos tonos y una algarabía que fluía como un río en fiesta, las calles de Bolívar, Calceta, Manabí, se iluminaron el 31 de octubre. Familias completas, junto con una multitud de pequeños, se unieron a la festividad, transformando las calles en un crisol de colores y felicidad.
En esta celebración, cientos de niños, con sus padres, se abrieron paso disfrazados, creando un despliegue pintoresco y emotivo que inundó las calles, destacando la generosidad de la comunidad y su deseo de proporcionar un poco de alegría a los más jóvenes, la vibrante atmósfera culminó en la Plaza Cívica de la calle 10 de agosto, donde se reconoció al mejor disfraz de la noche, otorgando premios hasta el tercer lugar. Aunque la festividad no es tradicional, la comunidad adopta esta celebración como una oportunidad para enriquecer el espíritu de sus niños, inundando las calles de gracia y diversión.
Dos madres, entre la multitud que observaban alegremente a sus pequeños disfrazados, compartieron su emoción por la escena colorida que se desplegaba frente a sus ojos. Gema Durán, madre de dos niños disfrazados de personajes de cuentos de hadas, vociferó, «ver a los niños disfrutar, correr y reír en este desfile es maravilloso. Nos llena de orgullo y alegría ver cómo la comunidad se une para darles este día especial».
De manera similar, Jenifer Aguirre, cuyos hijos llevaban disfraces de superhéroes, refirió con una sonrisa contagiosa, «es maravilloso ver cómo el espíritu colectivo de esta celebración trae tanta felicidad a nuestros pequeños, es un momento único que estamos agradecidos de vivir como comunidad».
La festividad, además, contó con la participación especial de la reina de la ciudad, Nahomy Viteri, quien regaló fundas de dulces a cada niño participante, aportando un toque adicional de magia y gratitud a la colorida velada.
En su esplendor de disfraces, sonrisas y dulces, la celebración del 31 de octubre demostró ser un hito emocional que resalta el sentido de comunidad y la alegría de celebrar juntos la vida y la infancia en un espacio de armonía y diversión.