Por: Gabriela Macías
La colada morada se convirtió en una leyenda, teniendo su arranque en las antiguas ceremonias indígenas que se efectuaban para darle pudor a los muertos y agasajar el ciclo de la vida, donde hoy en día se congregó con la tradición católica del Día de los Difuntos.
Este néctar es una manera de conmemorar a los seres queridos que ya no están en este mundo terrenal, pero también es un lema de vida y vínculo con las raíces.
Una fusión de costumbres e historias de los adultos mayores, la tradición de las figuras maternas y la enseñanza para la futura generación, siendo este extracto espíritu ecuatoriano.
Betty Cedeño, desde la comodidad de su hogar prepara esta deliciosa bebida para endulzarles el paladar a sus conocidos y familiares, relata que esta infusión de color púrpura se prepara con frutas, hierbas, harina de maíz morado, que le da un saboreo único y aromático, además su tonalidad y olor llaman la atención de quien quiera degustar de esta bebida.
“La preparó generalmente los meses de octubre, noviembre y diciembre, no tengo días exactos, pero si dos veces a la semana, todo va a depender del buen ingreso que se genere, la entrego a domicilio en una tarrina donde el valor es de $3,50, las ventas me han ido bien, porque tengo ya a mis clientes fijos y también está dependiendo de estas fechas”, puntualizó Cedeño, mientras su sonrisa reflejaba satisfecho por sus ingresos.
Jacqueline Espinoza, madre de familia, aseveró, “siempre en estas fechas me da emoción de preparar la colada morada, para darles a mis conocidos y degustar en el hogar con la familia, ya se volvió una tradición de cada año imposible de no hacerla”.