Por, Jean Carlos Pinoargote
En Ecuador, el preciado néctar dorado que embellece los platillos y realza los sabores, desafía la ley de la gravedad al elevarse a precios cada vez más. La inquietud entre los moradores crece como una marea ante la constante escalada de precios, y en medio de esta realidad económica, emergen soluciones creativas como destellos en la noche.
Josselyn Cedeño, afectada por esta situación, añadió, «el valor del aceite aún persiste como un aguacero en nuestra economía familiar. Hemos tenido que tomar decisiones audaces, como sustituir el aceite por la grasa de cerdo al freír nuestros alimentos, para rescatar algo en nuestras finanzas». Esta adaptación a la realidad económica es un reflejo del combate que libran muchos ecuatorianos para no naufragar en el oleaje financiero.
Jahir Loor, por su parte, aseveró, «anhelamos que los cambios en el panorama político traigan consigo un amanecer de esperanza en la economía. Esto sería un oasis en medio del abrasante desierto financiero que enfrentamos en nuestros hogares, y nos concedería un alivio tan ansiado en estos tiempos de tormenta económica».
Mientras los precios del aceite continúan siendo desafiantes como un ave fénix en ascenso, la sociedad ecuatoriana ansía un soplo económico que aún no ha llegado. Las soluciones creativas, como la sustitución del aceite por la manteca de cerdo, se convierten en faros de esperanza para navegar esta inestabilidad económica que afecta a los hogares en todo el país. El aceite, como un tesoro culinario, se mantiene desafiante en medio de los cielos económicos turbulentos de Ecuador.